jueves, 20 de enero de 2022

Five Parsecs from Home. Episodio 12: Respuestas en un infierno blanco.

 Bitácora de travesía W-604U. Apuntes de Sombra Negra.

Uno de los cinco satélites lunares de aquel congelador con forma de planeta se alzaba en el lejano horizonte.

La planicie plateada brillaba por la nieve y por los extractores que debían perforar el suelo hasta unas profundidades indeterminadas.  Digo debían porque en ese momento no estaban a pleno funcionamiento. Habían sido deliberadamente desconectados y cualquier indicio de actividad minera era inexistente.

Desde nuestro encuentro con el dracónido y sus paramilitares, no hallamos ninguna oposición hasta llegar a la cima de una montaña, en la cual una docena de repetidores se encontraban abandonados.

En un momento, nos encontramos con un panorama espantoso, que jamás había presenciado. Una fosa común con cadáveres apilados sin orden aparente. Los cuerpos eran fornidos y de distintas procedencias. No parecían combatientes o mercenarios expertos. La sospecha más obvia era que habían sido ejecutados y desahuciados a su suerte.

Las hermanas Malkovich y el comerciante ahogaron un grito, Mal nos instó a seguir y Dietrich… Dietrich simplemente se limitaba a caminar.

James se acercó a uno de los repetidores, aparatos de gran tamaño que facilitaban las comunicaciones en entornos agresivos como este. Oteó la situación más abajo con un infrarrojo de largo alcance.

El aterrador silbido gélido era lo único que interrumpía tan terrible paisaje.

-¿Qué ves?- Le susurré, cuando me acerqué.

-Una nave stealth- Respondió y señaló en una dirección.

 Se trataban de unas pocas sombras, anodinas desde la distancia y furtivas en cuanto a sus movimientos. Entraban y salían de la boca de una mina, acarreando cajas e introduciéndolas en la nave.

-Habrá unos cuatro o cinco- Reportó James una vez regresamos con el resto -Armamento militar, escudos magnéticos y un stealth-.

Por supuesto que no íbamos a tirar la toalla estando tan cerca.

Un pelotón bien aprovisionado y preparado.

Comenzamos el descenso por la colina hacia la mina en cuestión. El hielo parecía roca viva y era firme. Parecía como si estuviese congelado desde el principio de los tiempos. Conseguimos agazaparnos detrás de una breve depresión que servía como trinchera, quizás cavada artificialmente por los mineros muertos.

Nadia preparó su laser beam y nos quedamos a la espera. Tres sujetos se encargaban de cargar el material a la nave, mientras otro ajustaba la nave y el último se limitaba a vigilar. Nos quedamos en esa posición, avasallados por el frío, hasta cerciorarnos de que no nos habían visto descender por la montaña.

El primer disparo impactó directamente sobre el estabilizador de la nave. La idea era destruir cualquier posibilidad de escape y Nadia cumplió con su objetivo.

No obstante, eso alertó a los mercenarios que comenzaron con una respuesta inmediata, replicando a nuestros ataques con más de una respuesta milimétrica, aunque no acertada.

Mientras Nadia nos daba fuego de cobertura, comenzamos a tomar posiciones detrás de algunos de los extractores de minerales. Su estructura era rígida y de una aleación lo suficientemente resistente como para cubrirnos del grueso calibre de los rifles enemigos.

Dietrich consiguió resguardarse en el más próximo. Avanzaba prácticamente sin pensar, como si quisiera que…

Dos.

Tres.

¡Cuatro disparos!

Uno de los extractores sucumbió a la carga y se derrumbó. James estaba allí, pero consiguió correr hacia otro escapando por escasos instantes.

En el fuego concentrado, Dietrich aprovechó para eliminar a uno de los contrarios, mientras Yula y Nadia hacían lo mismo con otro.

-¡Pedir refuerzos!- Gritó uno de los mercenarios, antes de que le cerrara la boca con una Shell gun


La historia se repite una vez más.

Quedaba uno y se había ocultado detrás de la entrada a la mina.

-¡Aquí estoy! ¡Vengan a por mi!- Aullaba, al tiempo que disparaba sin orden y en todas las direcciones.

No se dio cuenta cuándo llego James por la espalada y le disparó a bocajarro.

Nos agrupamos entorno a la puerta de acceso a la mina. Nadia se mostró interesada por el comerciante y éste pareció corresponderle. Mal contempló a su alrededor. 

Situación controlada.

-¿Entramos?-.

No había terminado el Cap con la insinuación cuando Dietrich ya había ingresado a la mina con el arma en alto.

Le seguimos. Estaba siendo muy temerario en las últimas misiones y en lo particular no quería un remordimiento en mi conciencia por perder a ese científico loco.

Nunca había estado en una mina, pero la imaginaba con herramientas, carritos de carga, iluminación precaria… Lo que encontré era todo lo contrario. Incontables ordenadores con cápsulas portátiles, del tipo que estaban recogiendo aquellos mercenarios. Dentro de las cápsulas y a través del cristal se podían apreciar distintos perfiles sumergidos en un fluido viscoso.

Me acerqué a uno de ellos. Coloqué mi mano sobre el vidrio y… ¡Abrió los ojos! Lo que sea que estaba allí abrió los ojos. 


Terror bajo la superficie.

Se trataban de unas fauces a medio camino entre lo animal y lo humano. Las manos estaban deformadas y las piernas en ángulos imposibles. Unas escamas le habían brotado en el desnudo abdomen.

Comenzó a golpear el cristal con fuerza hasta que desfalleció.

-Los estoy anestesiando. Tienen medicación intravenosa- Anunció Dietrich desde la consola.

-¿Qué demonios es esto?- Gruñó Yula.

-Es lo que intento averiguar- Respondió.

Nos quedamos en silencio durante unos minutos que se me hicieron eternos. Esas formas tan horrendas se me hacían muy conocidas, pero no sabía de dónde.

-¿Tienes algo?- Dije, con ganas de salir de allí.

-Es un laboratorio genético. Humanos esclavizados obligados a sufrir un proceso de metamorfosis…- Dietrich no paraba de mirar pantallas y tocar teclados.

En un momento dado, un mapa holográfico en tres dimensiones inundó la estancia, mostrando una ruta de navegación. Dietrich se acercó al holograma y reconoció un triángulo pequeño.

-¿Alguna conclusión?- Interrogó Mal.

-¿Os acordáis de la invasión de Nova Vinicius?- Dietrich hizo un movimiento con las manos y amplió una zona del mapa -Desde luego no era una especie alienígena. Eso es seguro-.

-¿Eran estas cosas?- Señaló Nadia.

-Sí… Esclavos transformados en abominaciones que no razonan-.

-¿Y cómo los introdujeron en los niveles inferiores de Nova Vinicius?- Mal debía estar al borde de la desesperación.

-En el Nabucodonosor II- Dietrich señaló el triángulo.

-¿La nave que encontramos destruida al huir hacia Arrakeen?- Recordó Yula.

-Un carguero de xenotita que introduce un grupo de aberraciones de laboratorio- Siguió Dietrich, ensimismado -Y luego lo destruyen-.

-Para no dejar testigos- Concluí por él.

-¿Puedes descargar esta información?- Pidió Mal.

-Haré dos copias-.

-Has dicho que son esclavos…- Intervino James -¿Cómo lo sabes?-.

-Porque son mercancías de Éfira- Contestó el científico sin mirarle.

El comerciante palideció.

De vuelta con Cassios, Mal explicó el enfrentamiento con Killian y la posterior incursión, pero omitió algunos detalles.

-Ya veo- Dijo el Regente después de expulsar humo de cigarrillo por la boca -Entonces los mineros han sido asesinados y teníamos a un grupo armado en su lugar. ¿Algo más?-.

-Revisad exhaustivamente las minas. Puede haber supervivientes- Dijo James, bruscamente.

-Puede- Asintió Cassios y enseguida cambió el curso de la conversación -El pago ya está hecho en vuestro simestim, aunque si os quedáis es posible que ganéis mucho más. Si trabajáis aquí cinco años ganaréis el dinero suficiente para tres jubilaciones anticipadas-.

-Tentador, pero no- Repuse.

Una vez de regreso al Alatriste, el científico se encerró de nuevo en la Sick Bay. Pasaba mucho tiempo allí desde que perdió la cabeza.

-¿Hacia dónde vamos?- Preguntó Nadia.

-Cualquier sitio me vale, a un balneario mejor- Comentó su hermana.

-A Éfira- Habló James, decidido.

______________________________________

Parece que se van atando algunos cabos y la invasión en el tercer episodio parece haber sido provocada, pero ¿por quiénes?

La banda sonora de este episodio.

Saludos cordiales.

Wintermute.

No hay comentarios:

Publicar un comentario