jueves, 28 de mayo de 2009

Entendiendo al Mach 5 (II)



En una de las entradas anteriores, había introducido el ingenioso vehículo que utilizaba Meteoro (o Speed Racer según como se prefiera llamar) para ganar las interminables y peligrosas carreras que disputaba. Uno de los puntos más importantes a destacar de este rápido coche, radicaba en la potencia que era capaz de desarrollar su motor, tomando como referencia el bólido construido con motivo de la película estrenada el año pasado en los cines. Pues bien, hoy me gustaría tratar de comprender cómo funcionaría el motor de tan maravillosa creación de la ingeniería, haciendo analogías con respecto a los automóviles de competición existentes en la actualidad.



Me gustaría comenzar con la definición de dos parámetros fundamentales que caracterizan a cualquier motor alternativo de combustión interna: el punto muerto superior (en adelante PMS) y el punto muerto inferior (en lo sucesivo PMI). Estos dos parámetros corresponden a las posiciones extremas del pistón de un cilindro. El PMS es la posición en la que el pistón se encuentra lo más cerca posible a la culata, generando el volumen mínimo de la cámara de combustión. En contraparte, el PMI es la posición en la que el pistón está más alejado de la culata, por tanto el volumen de la cámara de combustión es máximo. Ambas posiciones se denominan punto muerto porque en ellas, el desplazamiento del pistón no implica un giro del cigüeñal y, en esencia, el mecanismo está bloqueado.

La definición de estas dos posiciones van acompañadas de parámetros dimensionales específicos: la relación biela-manivela que especifica la forma en que evoluciona el movimiento del pistón con respecto al giro del cigüeñal, y la relación carrera-diámetro que determina la fluidodinámica del motor. Este último parámetro permitirá clasificar, de manera orientativa, al motor alternativo del Mach 5. La relación (k) entre la carrera del émbolo (C) y el diámetro del cilindro (D) se calcula como k = C/D. A partir de la misma se define el concepto de motor cuadrado cuando k = 1, motor supercuadrado cuando k < 1 y motor alargado si k > 1.



Los coches de Fórmula 1, los vehículos deportivos de altas prestaciones, los bólidos más costosos y, naturalmente, el Mach 5 poseen en su interior motores que entran en la categoría de supercuadrados. Para demostrar esta aseveración es necesario estudiar por unos momentos los aspectos mecánicos de esta clase de coches. Si se mantiene la velocidad media del pistón constante, así como también la cilindrada unitaria, y se aumenta el diámetro relativo del cilindro, se tiene en consecuencia una carrera menor, por lo que el régimen de giro es elevado y se obtiene una mayor potencia máxima, necesaria para que Meteoro pueda competir con el Equipo Acrobático, o incluso con el Corredor Enmascarado (quien en realidad es Rex, el hermano mayor de Meteoro, que escapó de su casa cuando... ¡Bueno! Es mejor ver la serie para estos detalles).

Por otra parte, si se mantiene constante el régimen de giro, la velocidad media del pistón disminuye al igual que las pérdidas mecánicas por rozamiento, debido a que estas últimas son proporcionales a la velocidad media. Esta situación beneficia de igual modo a la obtención de dicho estado de potencia máxima.

Desde un punto de vista fluidodinámico, el motor supercuadrado del Mach 5 presenta un rendimiento volumétrico envidiable. A igual régimen de vueltas y para iguales secciones de paso en las válvulas, ya que la velocidad de adhesión, la cual es proporcional a la velocidad del émbolo, disminuye. El aumento del diámetro del pistón otorga más espacio para la colocación de las válvulas, mejorando el llenado y reduciendo el trabajo de bombeo. Quizás sea ésta una de las principales razones por las cuales jamás he visto que Meteoro entre a repostar combustible en sus infinitas carreras. Adicionalmente, dado que disminuye la velocidad del émbolo en las cercanías del PMS, el proceso de combustión se aproxima al ciclo teórico a volumen constante, con lo cual se tiene una sustancial mejora del rendimiento termodinámico.

Sin embargo no todo es un sinfín de ventajas para este tipo de motores. El motor de un Dodge Viper SRT-10 es un claro ejemplo de ello, y estoy seguro que el Mach 5 se ve afectado por alguno de los siguientes contratiempos o inconvenientes. El uso de un mayor diámetro en el cilindro conlleva a que exista una mayor distancia en la conducción de calor, lo que dificulta la refrigeración del motor. En más de un episodio, recuerdo haber visto que los competidores recurrían a más de una vil triquiñuela, que incluían disparos a la cabina protegida por el cristal antibalas. Sabiendo esto, ahora me pregunto ¿A nadie se le ocurrió dispararle al radiador? Un certero disparo en la colmena del mismo era suficiente para provocar una pérdida de refrigerante y dejar al Mach 5 fuera de la competencia.



Volviendo al tema de las desventajas, al haber menos altura libre entre la corona del pistón y la culata en un motor supercuadrado, es necesario que Bujía, el mecánico del Mach 5, realice rebajes en la superficie del pistón para evitar interferencias con las válvulas, con lo que se perjudica el movimiento de la carga de combustible en el proceso de formación de turbulencia y reflujos necesarios para la combustión. Éste último punto es una de las limitaciones más notables del motor de un Viper SRT-10, extensible al Mach 5 y a la mayoría de los coches que alcanzan velocidades absurdas.



Finalmente, recordando el ámbito ecológico tan importante hoy en día, en los motores supercuadrados el aumento de la relación entre la superficie y el volumen puede causar la emisión contaminante de hidrocarburos inquemados, a consecuencia de la reducción de la velocidad de reacción de la carga de combustible que se encuentra en contacto con la pared de la cámara. Obviamente en la serie animada esto no era un problema importante, pero lamentablemente en el mundo real sí lo es. Muchos de los bólidos y automóviles de competición queman grandes cantidades de combustible en poco tiempo, liberando en cada ciclo de combustión una gran cantidad de inquemados al ambiente. Por eso, podría parecer algo hipócrita que en el campeonato pasado de Fórmula 1, el antiguo equipo Honda tenía un dibujo de nuestro hermoso planeta en la carrocería de sus coches, en un fútil e inútil intento de promover la ecología y las energías verdes en el mundo.

No quiero concluir esta nueva entrada sin antes culminar con una pregunta que me atormenta desde mi niñez, más aún si se tienen en cuenta estos aspectos técnicos relativos al motor de su coche: ¿Por qué Meteoro siempre gritaba de esa forma tan rara cuando perdía el control de su vehículo?



Probablemente nunca sepa la respuesta.

lunes, 18 de mayo de 2009

Obituario: Mario Benedetti

Mario Benedetti, poeta uruguayo del amor y del exilio, ha muerto en Montevideo a los 88 años. Su poesía perdurará en el tiempo y siempre será recordado por aquellos que, al menos una vez, le hemos leído.

Mi táctica es
mirarte
aprender como sos
quererte como sos.

Mi táctica es
hablarte
y escucharte,
construir con palabras
un puente indestructible.

Mi táctica es
quedarme en tu recuerdo,
no sé cómo ni sé
con qué pretexto
pero quedarme en vos.

Mi táctica es
ser franco
y saber que sos franca
y que no nos vendamos
simulacros,
para que entre los dos
no haya telón
ni abismos.

Mi estrategia es,
en cambio,
más profunda y más
simple,
mi estrategia es
que un día cualquiera,
no sé cómo ni sé
con qué pretexto
por fin me necesites...

Farewell, Mario.

domingo, 17 de mayo de 2009

Entendiendo al Mach 5 (I)

El término Mach se puede referir a la medida de velocidad relativa definida a partir de la relación existente entre la velocidad de un cuerpo determinado y la velocidad del sonido en el medio en que se mueve el mencionado cuerpo. Por ejemplo, un número Mach igual a 5 indica que la velocidad del cuerpo a nivel del mar es igual a 1701,45 m/s.

Pero hoy no quiero hablar sobre el número de Mach, ni sobre su importancia en la aeronáutica y en la mecánica de fluidos. Hoy quiero escribir sobre un vehículo blanco, con una gran “M” pintada en color rojo sobre el capot, con un volante muy curioso, y manejada por un joven piloto ataviado con camiseta azul y pantalón blanco. En efecto, estoy hablando del famoso Mach 5, maravilla tecnológica protagonista de la serie animada Speed Racer (también conocida como Meteoro y Mach GoGoGo), y de la cual hablaré en las próximas entradas de esta bitácora, en un intento de diferenciar la realidad de la ficción, lo posible de lo imposible, empleando para ello mis humildes y escasos conocimientos.





El joven piloto, conocido como Meteoro, Speed o Go Mifune, tiene a su disposición una gran variedad de dispositivos incluidos dentro de su vehículo, seleccionados por medio de diversos botones incluidos en el volante, tal como ocurre en cualquier coche de las varias escuderías de la Fórmula 1. A continuación, me permito incluir una lista con una breve descripción de los botones incluidos.

Botón A (Auto Jump): permite activar un potente gato hidráulico que facilita la elevación del vehículo con el fin de que Bujía, el mecánico particular del coche, pueda realizar cualquier reparación o ajuste. Sin embargo, en más de una ocasión Meteoro ha utilizado este botón para dar un salto de media y corta distancia gracias al impulso del citado gato.

Botón B (Neumáticos especiales): otorga un importante agarre en los neumáticos de tracción durante la circulación en terrenos accidentados, firmes, helados, inestables o en laderas verticales de la montaña. De acuerdo con la serie, sus 5000 CV de potencia se distribuyen por igual a cada rueda por motores auxiliares.

Botón C (Sierras): generalmente, Meteoro las ha usado en terrenos montañosos. Al pulsar este botón, un par de potentes sierras rodantes sobresalen de la parte delantera del Mach 5 para cortar muchos obstáculos.

Botón D (Cúpula): permite la aparición de una poderosa cubierta transparente que sella la cabina del piloto bajo un cierre hermético. La cubierta es a prueba de balas e impactos. La cabina de mandos se convierte en una cámara impermeable que permite al coche sumergirse completamente bajo el agua.

Botón E (Visión nocturna): activa controles especiales de iluminación de luces para permitir que Meteoro vea más claramente que con faros normales. Cuando se usa con la pantalla nocturna adjuntado al casco, su visión se ve reforzada con luz infrarroja. En algunos episodios esta iluminación particular era sustituida por pequeñas alas en los laterales.

Botón F (Modo submarino): se utiliza cuando el Mach 5 es sumergido. Un tubo suministra oxígeno a la cabina del piloto con aire respirable. Un periscopio puede usarse para escanear la superficie del agua. Todo lo visto se retransmite a una pantalla de vídeo en el interior de la cabina de mando del Mach 5. Según la serie, las 100 libras auxiliares de suministro de oxígeno son suficientes para una duración de treinta minutos.

Botón G (Cohete): es un robot pequeño creado para volar y con forma de gaviota. Normalmente, es usado para transmitir imágenes de alta definición que permiten al piloto ver las cosas desde otro punto de vista, o bien para enviar mensajes durante el transcurso de una carrera.

Botón H (Casa): montado en la consola central con el resto de los controles para el realojamiento robot, este botón envía el realojamiento robot de nuevo a la casa de Meteoro.

Explicadas las funcionalidades especiales y adicionales de dicho vehículo, cabría mencionar además algunos detalles sobre su motor. Dado que no dispongo de datos fehacientes, incluiré las prestaciones del motor empleado en el modelo construido particularmente para la película estrenada en el 2008 y dirigida por los hermanos Wachowski. De acuerdo a esta página, el coche construido tiene un motor turboalimentado cuádruple V12, de 8 litros, con una potencia de 1700 CV y una velocidad angular de 8000 RPM. Según la noticia de la mencionada página, estas prestaciones permiten obtener una velocidad punta en el vehículo de 482 km/h.

Para empezar a entender al Mach 5, permítanme poner en duda esta última aseveración. Un motor de 1700 CV es algo sencillamente impensable con la tecnología actual. Como referencia, los actuales motores que se usan en la Fórmula 1 alcanzan potencias cercanas a los 750 CV, atendiendo a las limitaciones impuestas por el reglamento establecido en la FIA (Federación Internacional de Automovilismo). De hecho, uno de los tantos intentos para alcanzar semejantes niveles inmortales, viene dado por el flamante Dodge Viper GTS Twin Turbo que, como lo anuncia su nombre, consta de un motor V10 de 8 litros que en teoría desarrolla 1900 CV gracias a su sistema de doble turbo. Claro está, que para conseguir tales características, es necesario sacrificar ciertos aspectos como la estabilidad o el control del vehículo. Para muestra, basta con ver el siguiente vídeo, donde el coche en cuestión recorre un cuarto de milla (aproximadamente 400 metros) en apenas 7,99 segundos.



Si se compara el vídeo anterior con respecto al vídeo siguiente, se podría pensar que un Dodge Viper real no sería capaz de realizar bruscos movimientos en curvas, maniobras complejas, o incluso accionar el gato hidráulico para alcanzar saltos de gran magnitud. En principio, el coche debería tener unas condiciones aerodinámicas adecuadas que permitan una buena penetración del vehículo en el aire y que el coche se adhiera lo máximo posible al suelo. Lamentablemente, el Mach 5 muy aerodinámico no parece y dudo que pueda conseguir una máxima carga aerodinámica, logrando en consecuencia un paso por curva más rápido. Adicionalmente hay que contar también con la situación contraria, es decir, aquel escenario en que se necesita una baja carga para logar una mayor velocidad punta en recta.

Siguiendo en el mismo orden de ideas, cuando Meteoro pulsaba el botón B los neumáticos adquirían las facultades adicionales que he descrito previamente. Obviamente Tatsuo Yoshida, el creador de la serie, ignoraba la existencia del efecto de pelado, o graining según el argot anglosajón, y de cómo afecta a los coches de competición. A pesar de que es un término muy frecuente en la Fórmula 1 debido a que los neumáticos son más sensibles a sus consecuencias debido a que son estriados, lo cierto es que el graining es un fenómeno que puede perturbar a cualquier caucho o neumático de un coche de carreras.



El pelado o graining se origina cuando las fuerzas que actúan sobre la superficie del neumático lo empujan a adherirse lateralmente. En otras palabras, existe un estado dinámico de fuerzas tangenciales, mayormente sobre los neumáticos delanteros, que arranca paulatinamente una capa de goma que se acumula sobre la banda de rodamiento. Esta acumulación de goma produce que el vehículo empiece a subvirar, fenómeno en el cual existe un giro con que el tren delantero tiene menos agarre que el trasero, por lo que el coche trata de no seguir la trayectoria de la dirección abriéndose en la curva.

El problema del graining se suele estabilizar tras unas cuantas vueltas, porque el exceso de goma se retira con el desgaste normal del caucho. Por otra parte, los neumáticos traseros también pueden sufrir graining en aquellos trazados donde la tracción debe ser crucial; Suelen ser aquellos en los que se producen fuertes aceleraciones a la salida de las curvas lentas, o en superficies especialmente abrasivas.

Ahora bien, supongamos que Meteoro acepta el reto de la “Carrera más peligrosa”, surcando diferentes localidades salvajes e inhóspitas de la geografía mundial ante el descarado Equipo Acrobático. Supongamos además, que debe hacer un salto imposible en una montaña inclinada bajo una lluvia torrencial. Si se considera el efecto del graining, en adición a todos los factores adversos, quizás es posible que Meteoro tuviese peor suerte en tan desafortunado incidente, por muchos botones A y B que oprimiese.



Para terminar la primera parte de esta disertación, me gustaría formular una pequeña interrogante. Si en la misma carrera, el Mach 5 alcanza la velocidad punta de 482 km/h y al mismo tiempo Meteoro pulsa el botón A, el estado dinámico de esfuerzos producidos en el gato hidráulico debe ser bárbaro; incluso me atrevería a decir que si aplicamos el Teorema de Castigliano o si analiza el sistema mecánico mediante las soluciones de Galerkin del método de elementos finitos, las fuerzas y desplazamientos globales originados sobrepasarían los límites elásticos conocidos.



Entonces... ¿Podría Meteoro ejecutar los grandes saltos que hacía en la serie o incluso en la película?

jueves, 14 de mayo de 2009

En sus marcas, listos... ¡Fuera!

10:34 a.m del segundo día en el Templo.

-¡Vaya! ¿Tú eres Wintermute?-.

Giro la mirada lentamente, sintiendo que un par de ojos me miraban con detenimiento. Asustado, pienso en todo lo que he hecho en los últimos dos días y llego a la conclusión de que, por ahora, me he portado bien. Pienso en mi situación, sencilla y a la vez extraña: Todos me conocen pero yo no conozco a nadie.

-Supuse que eras tú por la fotografía de tu currículum-.

Sentí algo de alivio al escuchar tal aseveración. Por fin sabía cuál era el truco, la técnica que empleaban para una directa y trivial identificación. Asentí tímidamente con la cabeza, anuncié innecesariamente mi nombre y mis apellidos, extendí la mano y esbocé una sonrisa insignificante. En respuesta, recibí un efusivo saludo y los dos besos que se acostumbran a dar en tierras desconocidas.

-¿A dónde vas? ¿Vas a alguna clase?-.

-Acabo de salir de una- Contesté con algo más de confianza -El Maestro en Fabricación...-.

-¡Ah! ¡Qué bueno! ¡Qué bueno! ¿Has matriculado una asignatura con el Maestro en Fabricación?-.

-Sí... De hecho...-.

-Supongo que ya estarás buscando tema de tesis-.

¿Tesis? ¿Cuál tesis? Era mi segundo día en aquel Templo y ya me estaban hablando de tesis ¿No tenía que cursar primero el ciclo académico antes de comenzar una tesis? Tal como pude comprobar semanas más tarde, no era obligatorio. Evoqué mis estudios de grado, recordando que durante los primeros cuatro años no tuve contacto alguno con ese mundo profundo y laberíntico, como lo es la elaboración de una tesis. Un escalofrío recorrió mi espalda, sentí que un peso enorme se cernía inexorablemente sobre mis hombros, y que fantasmas del pasado resucitaban de forma inevitable.

-¿Por qué no vienes a visitarme en mi oficina mañana? Está en el Anexo F0. Cuando llegues. toca el timbre y pregunta por la Reina en Transportes-.

Así fue como, sin buscarlo, obtuve una cita para discutir un posible tema de tesis en este largo camino que llevo recorrido hasta ahora.

9:17 a.m del tercer día en el Templo.

Diligentemente, oprimo el botón del timbre. Obedientemente, entro despacio al Anexo F0. Tímidamente, pregunto por la Reina en Transportes a una chica joven quien supuse erróneamente que era la secretaria (más tarde descubriría que ella es la Dama en Transportes). La chica joven me dice que la Reina en Transportes no está y que debo esperar. Voy a la biblioteca, veo maravillado la cantidad de libros existentes en aquel recinto de saber, me impresiono con el sistema de préstamos y pregunto sobre el procedimiento a realizar para solicitar un ejemplar. Definitivamente, esta biblioteca es mejor que la del Colegio Hogwarts.

Pasada una hora regreso al Anexo F0. La Reina en Transportes se encuentra en su oficina, me recibe con cordialidad y muestra una tesis de más quinientas páginas.

-Queremos que continúes con esta investigación ¿Sabes qué es una viga de Timoshenko? ¿Y una viga de Euler? ¿Trabajas con Matlab? ¿Puedes desarrollar un algoritmo de generación de vibraciones? ¿Has escuchado hablar alguna vez el término "receptancia"? ¿Cómo están tus conocimientos en el modelado de sistemas mecánicos?-.

Cada pregunta era contestada con un simple asentimiento de cabeza y palabras vagas que no concluían en un punto concreto, pero que evidenciaban que si estaba dispuesto a asumir todos los retos necesarios. Ella escuchaba con atención y preguntaba con rapidez. En ese momento supe lo que quería, a pesar de mi incertidumbre.

-Si quieres te lo piensas. Te dejo mi correo y cuando tomes una decisión, me avisas-.

Al día siguiente, me encontraba frente a uno de los tantos ordenadores de la bilbioteca, enviando un correo donde manifestaba mi interés por la tesis en cuestión.

Sin darme cuenta, en menos de una semana ya estaba comenzando a correr a través de una larga y ancha pista roja.

Saludos cordiales.

Wintermute.

martes, 12 de mayo de 2009

Un pequeño estudio sobre dinámica automotriz

Aproximadamente hace once meses, he enviado un breve artículo para su publicación en una revista científica venezolana. El artículo consiste en un estudio realizado sobre las características dinámicas de la suspensión de un vehículo, como parte de la evaluación final correspondiente a la asignatura "Vibraciones en sistemas mecánicos" que cursé en el programa de doctorado. Dado que a día de hoy no he recibido respuesta del comité editorial de la revista, me permito presentar parte de los resultados obtenidos.
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Análisis de la dinámica de contacto rueda-suelo en un automóvil según el método EuSAMA

Resumen

Para comprobar el estado de la suspensión de los vehículos, es usual utilizar la metodología definida por la norma EuSAMA (European Shock Absorber Manufacturers Association), la cual se basa en colocar cada una de las ruedas del vehículo sobre una plataforma vibratoria y determinar la fuerza normal de contacto plataforma-rueda. En este artículo se presenta un modelo teórico de un cuarto de vehículo liviano con dos grados de libertad. Tal modelización es empleada para caracterizar el comportamiento dinámico ante diversas excitaciones debidas a la plataforma, que representan las condiciones de la carretera durante el desplazamiento del automóvil. Los resultados obtenidos a través de la simulación han sido comparados con los criterios de adhesión de la citada norma.
Palabras claves: norma EuSAMA, contacto plataforma-rueda, vehículo liviano, adhesión.

INTRODUCCIÓN

En multitud de aplicaciones relacionadas con la industria automotriz, es práctica frecuente evaluar el grado de influencia que tienen los principales elementos de la suspensión de un coche, representados por medio de los neumáticos y los amortiguadores, en la lectura del grado de adherencia.

La adhesión hace referencia a la relación entre el mínimo valor de la envolvente superior de una señal de fuerza normal ejercida por una rueda, estimulada con una frecuencia de 0 a 25 Hz y con una amplitud de 3 a 5 mm, y la misma fuerza medida a 0 Hz, teniendo en cuenta que la envolvente es superior. Expresado de otra manera, la adhesión define el mínimo valor de la fuerza normal de contacto rueda-suelo, alcanzado durante la realización de un ensayo determinado.

La normativa EuSAMA ha concretado un procedimiento específico para la evaluación del rendimiento de la suspensión de un vehículo, estableciendo un conjunto de valores estándar de la adhesión. Esta adhesión se interpreta según la siguiente escala de calidad: a > 60, excelente; 40 > a > 20, regular; 20 > a > 0, escasa; a = 0, carente.

En la Figura 1 se puede ver el esquema denominado cuarto de vehículo empleado para estudiar el comportamiento de la suspensión en este entorno, utilizado los parámetros correspondientes a un automóvil liviano Ford Focus con columna McPherson. Se denomina m1 a la masa no suspendida de la rueda (frenos), mientras que m2 es la masa suspendida (chasis, motor) asociada a esta; k1 y c1 son la rigidez y el amortiguamiento del neumático respectivamente; k2 y c2 son la rigidez y el amortiguamiento de la suspensión. Las coordenadas x1 y x2 se miden tomando como origen la posición de equilibrio de la plataforma a y = 0.


Figura 1. Modelo de dos grados de libertad.

El diagnóstico experimental utilizado para cuantificar el nivel de adhesión, se realiza a partir de una plataforma individual para cada rueda del vehículo, por medio de la cual se excita la suspensión a unas condiciones de frecuencia y amplitud de desplazamiento variables, produciendo en consecuencia un movimiento oscilante en el cuerpo del coche, tal como se muestra en la Figura 2.


Figura 2. Esquematización de un ensayo.

MODELADO DEL VEHÍCULO

Para obtener una primera aproximación de la dinámica de contacto rueda-suelo del vehículo, se ha considerado inicialmente que la masa m2 no se mueve debido a su significativa inercia; en consecuencia el sistema equivalente viene dado por una modelización clásica de un grado de libertad, cuya formulación de movimiento viene dada por la Ecuación 1.



En función de los parámetros dinámicos de la suspensión, se ha determinado que la frecuencia propia del sistema equivalente es de 18 Hz mientras que su razón de amortiguamiento es igual a 0.34; por lo que al tratarse de un sistema subamortiguado, se afirma que la respuesta a la dinámica de contacto rueda-suelo es de tipo sinusoidal afectada por una componente exponencial. Para demostrar tal aseveración, se ha hallado la componente alterna Fc de la fuerza de contacto rueda-plataforma, la cual viene dada por la influencia de la fuerza ejercida por el resorte de rigidez k1 y por la fuerza presente en el amortiguador de constante c1.

Empleando la herramienta de la Transformada de Laplace en la expresión de movimiento del sistema, y consiguiendo posteriormente la Transformada de Fourier asociada a la formulación resultante, se ha obtenido la ecuación que permite definir la función de respuesta frecuencial, que relaciona dicha fuerza de contacto rueda-suelo con el desplazamiento vertical de la plataforma. A partir de la misma, se ha representado su módulo tal como se muestra en la Figura 3.


Figura 3. Módulo de la función de respuesta frecuencial obtenida para el modelo simplificado.

La gráfica anterior demuestra el comportamiento subamortiguado del modelo equivalente. Adicionalmente, se observa que para la frecuencia propia, el módulo de la respuesta dinámica es máximo. Por lo tanto, para la situación en la cual se presente una frecuencia de excitación igual a dicha frecuencia propia durante un ensayo experimental, se tendrá por consiguiente un valor mínimo de la fuerza de contacto existente entre la rueda y la plataforma. Este mínimo valor se produce cuando la componente alterna Fc es máxima, por lo que para determinarla se ha evaluado el módulo de la función de respuesta frecuencial de acuerdo a lo reflejado en la Ecuación 2, considerando una amplitud de desplazamiento vertical de la plataforma yp igual a 3 mm.



Para las condiciones citadas, el valor máximo de la componente alterna equivale a 2394 N; sin embargo, la mínima fuerza de contacto rueda-plataforma Ftcmin es 451 N. Por su parte, la adherencia particularizada a dichas condiciones de excitación, es 16%. Estos resultados permiten concluir que si el sistema se excita a su frecuencia propia, además de producirse el mínimo valor de la fuerza de contacto rueda-plataforma, se presentan una situación de adhesión desfavorable. Estas condiciones adversas de adherencia, se deben a que el sistema en análisis entra en resonancia al verse excitado por su frecuencia propia, causando amplitudes de vibración significativas, responsables de una mayor pérdida de contacto entre la rueda y la plataforma, derivando así una disminución de la adhesión entre ambos componentes del sistema.

RESPUESTA ANTE UNA EXCITACIÓN

Partiendo del análisis modal de dos grados de libertad descrito en la Figura 1, se ha considerado una excitación de frecuencia variable acorde con el método EuSAMA, que pasa de 25 Hz a 0 Hz en 30 s bajo la premisa de un régimen estacionario en cada frecuencia. Por tal motivo, se ha considerado una ley de excitación definida de acuerdo a la Ecuación 3, tomando una amplitud de desplazamiento vertical de la plataforma yp igual a 3 mm.



Al incluir la citada excitación en las formulaciones de movimiento del sistema de dos grados de libertad, se ha realizado un procedimiento de integración con el software Simulink, con el propósito de hallar la historia temporal de las variaciones presentes en las coordenadas generalizadas del sistema, motivadas a los efectos derivados de tal excitación. La Figura 4 permite esquematizar el diagrama de bloques empleado para la integración numérica elaborada.


Figura 4. Diagrama de bloques utilizado con el software Simulink para integrar las ecuaciones de movimiento.

Con los registros temporales de las variaciones experimentadas en las coordenadas generalizadas, se ha podido calcular la historia temporal de la fuerza alternante de contacto Fc, la cual no difiere de manera importante a la hallada para el caso de un régimen estacionario. La Figura 5 muestra la evolución temporal de dicha componente alterna de la fuerza de contacto entre la rueda y el suelo.


Figura 5. Historia temporal de la componente alterna de la fuerza de contacto.

En la gráfica previamente expuesta, se evidencian dos envolventes de la fuerza alterna de contacto, una inferior y otra superior, representativas de las severas oscilaciones de la fuerza ocasionadas por el carácter variable de la excitación. Adicionalmente, se observa que aproximadamente a los 20 s de ensayo, se presenta la situación de adherencia más favorable, en la cual el parámetro A de adhesión es igual a 73.1%, característico de un contacto dinámico excelente entre el neumático y la plataforma experimental.

CONCLUSIONES

Se ha elaborado un modelo analítico de dos grados de libertad para un cuarto de vehículo, que permite determinar las condiciones de adherencia existentes durante un ensayo experimental entre la rueda y la plataforma, atendiendo a los valores normalizados por la metodología EuSAMA.

Para la suspensión de un automóvil liviano Ford Focus con columna McPherson, la frecuencia propia de su masa no suspendida es igual a 18 Hz, frecuencia a la cual se presenta la condición más contraproducente y desfavorable de adhesión.

La simplificación del modelo a un sistema de un solo grado de libertad, permite obtener una adecuada aproximación del comportamiento dinámico y vibratorio de la masa no suspendida de la suspensión del vehículo.

Para la excitación propuesta, se produce la mejor condición de adherencia una vez transcurridos 20 s de ensayo experimental. Concretando además, la relación existente entre el tiempo de comienzo de dicha excitación con la frecuencia de excitación.

REFERENCIAS

[1] Balabin I.V. Kurov V. and Laptev S.A. (1988): “Ensayo de automóviles”. Mashinostroyenye. pp. 218.
[2] Den Hartog J.P. (1976): “Mecánica de las vibraciones”. Editorial CECSA.
[3] Buczaj M., Walusiak S. and Pietrzyk W. (2007): “Diagnostic assessment of technical condition of shock absorbers in automotive vehicles in a selected diagnostic station”. TEKA Kom. Mot. Energ. Roln. No. 7. pp. 59 – 66.
[4] Dimarogonas A.D. (1996): “Vibrations for engineers”. Prentice Hall.
[5] Simulink. (2005): “Release Notes”. MathWorks Corporation.
[6] Gardulski J. (2007): “Wavelet classifier used for diagnosing shock absorbers in cars”. Transport Problems. Vol. 2. No. 3. pp. 115 – 123.
[7] Day T.D. (2005): “Simulation of tire interaction with curbs and irregular terrain”. Engineering Dynamics Corporation. WP-2005-6.
[8] Graham S.K. (2000): “Fundamentals of mechanical vibrations”. McGraw-Hill Science.

domingo, 10 de mayo de 2009

Comienzos

Mientras empiezo a escribir estas líneas, el Real Madrid está perdiendo estrepitosamente en Mestalla.

Noticias deportivas aparte, la presente entrada de esta bitácora pretende ser una descripción aproximada de una de las primeras experiencias que tuve cuando apenas era un cordero en el mundillo en el que ahora me desenvuelvo. Aquella mañana me había despertado muy ilusionado, me había puesto un pantalón decente, una camisa azul cuidadosamente planchada, mi mejor cinturón, zapatos negros brillantes y mi clásico maletín oscuro. Llegué antes de la hora prevista, antes del inicio de las actividades en el Anexo D0 del Templo.

El Templo se compone de tres partes diferenciadas: la primera, denominada Anexo G-1, es donde están los laboratorios de máquinas, un prototipo de banco pruebas para el análisis de la fricción en los neumáticos, y una pequeña sala de proyecciones con un trío de ordenadores. La segunda sección es donde paso la mayor parte de mis días, teóricamente debería llamarla Anexo F0, pero me gusta reconocerla como el lugar donde está la pecera, además de inmensas oficinas y la sala de becarios. La última parte del Templo es el Anexo D0, cuna de la secretaría, nido de intelectuales y de vestíbulos ataviados con mecanismos construidos en madera.

Pues bien, volviendo al tema, aquella mañana me hallaba ante una puerta gris, nervioso e impaciente por todas las expectativas que me había planteado. Mi padre ya había regresado, ya me encontraba en tierras desconocidas y por primera vez en mi vida me sentía solo. Oprimí el botón del timbre, escuché la simpática melodía y esperé a que alguien activara la hembrilla de la puerta. Ingresé al Anexo D0, observé maravillado una maqueta de un yugo escocés y busqué con la vista la secretaría. Cuando la encontré detallé que dos damas, delgadas y bien vestidas, estaban sentadas frente a sendas pantallas de ordenador. Intuí que no había nadie más, toqué la puerta con timidez y dije algo más o menos parecido a esto:

-Buenos días… Mi nombre es Wintermute. Me he comunicado con ustedes por correo electrónico y…-.

-¡Así que tú eres Wintermute!-.

La frase me cogió por sorpresa. Sencillamente no la esperaba. Así que yo era Wintermute. Sí, yo era Wintermute, pero dependiendo del caso podría no ser Wintermute. Noté que el sudor me corría libremente por las sienes.

-Hasta que por fin nos conocemos, Wintermute. Hemos leído todos tus correos-.

Lo reconozco. He sido, soy y creo que seré muy insistente en el tema de las comunicaciones. Hasta que no recibo una respuesta concreta soy capaz de enviar más de un aviso con el fin de lograr mi cometido y de sentirme seguro ante las dudas. En concreto, hubo un mes en que a esta dama le debí haber enviado más de dos comunicaciones por semana, con copia a todo el personal administrativo del Templo. Así que, todavía a día de hoy, creo que la mencionada frase decía más bien algo como “Así que tú eres el individuo que nos preguntaba hasta el monto de la matrícula, llenándonos la bandeja de entrada en el proceso”.

Sí, yo soy ese individuo. Esbocé una sonrisa temerosa a modo de disculpa por la insistencia ¿Qué otra cosa podía hacer? El caso es que me presenté debidamente y enseguida fui correspondido sabiendo los nombres de tan gentiles mujeres. Pregunté sobre los períodos del curso, entregué la documentación que debía entregar, rellené los impresos que me dieron, y suministré el par de fotos que me pidieron para el carnet universitario.

-¿Cuándo será la primera clase?-.

La pregunta era tan obvia como inocente. No tenía idea sobre el horario, sobre los salones de clases, sobre el profesorado. En fin, no sabía nada sobre lo que estaba a punto de comenzar. Sentía que cualquier interrogante que podía hacer, sería resuelta con una simple respuesta que yo no alcanzaba a ver.

-Tranquilo- Dijo una de ellas con un ademán afable- Vamos a llamar al Maestro en Fabricación y le preguntaremos sobre sus clases. Seguramente empezarás esta semana-.

Marcó un número con destreza en el teléfono inalámbrico, espero unos segundos y habló en el segundo idioma de tierras desconocidas. Un idioma que no era klingon, ni inglés, ni siquiera castellano. Era el segundo idioma que se habla en tierras desconocidas. Supuse que el Maestro en Fabricación también hablaba en el mismo idioma, cuestión que pude comprobar tiempo después.

-El Maestro en Fabricación está por venir. Si quieres hablar con él sobre las clases, te recomiendo que esperes-.

Me ofrecieron una silla alta, de esas que tienen la base de madera barnizada. En un principio pensé que podría esperar entre diez y treinta minutos, pero el inexorable paso de los segundos me hizo llegar a una conclusión distinta. Esperé, esperé y esperé viendo cómo algunas personas entraban, preguntaban algo en el segundo idioma de tierras desconocidas y se iban con la misma rapidez que llegaban.

-Está tardando un poco- Dijo una de las damas consultando su reloj.

-Sí- Contesté mientras me removía en el asiento

-Voy a llamarle otra vez-.

Repitió el mismo ritual telefónico y habló otra vez en el segundo idioma. Cuando acabó me miró con ojos condescendientes para recitar:

-Al Maestro en Fabricación se le ha olvidado que estabas aquí-.

En estos momentos es cuando yo me caigo como en las historietas de Condorito entre un sonoro ¡Plop!. Es lo que tiene ser un Maestro en Fabricación, la cantidad de obligaciones relacionadas con el tema debe ser infinita. Tras más de dos horas de espera, pude finalmente verle. Es un hombre de baja estatura, ojos claros, barba pulcramente cortada, jersey castaño y cabello cuidadosamente peinado hacia la derecha. Aquella vez, en cuestión de cinco minutos, me dio un punto de partida, un comienzo, el inicio de un largo camino a través de las tierras desconocidas. Él no lo sabe, ni jamás lo sabrá, pero aquella vez me dio una motivación, un propósito, con tan solo explicarme cuándo y dónde comenzaría el curso que él mismo impartía.

Han pasado casi cuatro años desde entonces y yo lo recuerdo perfectamente. Más allá de la anécdota de la espera, lo que más importa es cómo se produjo ese punto de partida, y la reacción posterior de mi padre al contársela por teléfono. Luego ya vendría el segundo y definitivo momento cumbre en dicho inicio, aunque eso ya es otra historia.

Mientras culmino estas líneas, el Real Madrid ha perdido el partido de forma humillante. En fin, cada persona en este mundo tiene su hora, a veces se pierde y a veces se gana, y yo todavía espero la mía.

Saludos cordiales.

Wintermute.

jueves, 7 de mayo de 2009

La pecera

En mi anterior entrada, representé una pequeña historia de mi propia autoría, basada en un relato de Richard Burton Matheson, uno de los escritores que más me ha llamado la atención desde siempre. El relato en cuestión ha sido llevado a la televisión en más de una ocasión, como parte de la serie "La Dimensión Desconocida", siendo uno de los más aclamados y recordados.

En definitiva, lo que he hecho es realizar mi propia versión de "Nightmare at 20000 Feet", situándola en el concurrido metro de la ciudad de Barcelona. Sin embargo, he realizado un especial énfasis en los miedos que puede llegar a sentir una persona común y corriente ante una determinada circunstancia. El miedo es, en ocasiones, fuente de valor y temeridad. Miedo era lo que yo sentía cuando decidí emprender un largo viaje hacia tierras desconocidas.

Tierras desconocidas. Me apetece escribir de eso precisamente. Cada día es una tierra desconocida, cada minuto es una tierra desconocida, cada momento es una tierra desconocida. Cuando llegué a tierras desconocidas me vi preso por el pánico, por el temor a quedarme solo y por la incertidumbre sobre qué haría exactamente con mi vida. Pasados incontables días con sus respectivas noches, sólo puedo decir que actualmente me sigo sintiendo en tierras desconocidas, a pesar de que conozco la mayoría de sus calles y áreas adyacentes y, naturalmente, a personas que me han ayudado incondicionalmente.


Dentro de esas tierras desconocidas existe un lugar maravilloso al cual yo me atrevo a llamarle "la pecera". La pecera es un lugar de exactamente dos metros cuadrados, donde se puede encontrar un ordenador de mesa, un escritorio antiguo, libros, documentos de todo tipo, borradores, lápices, bolígrafos y un pequeño control remoto que permite abrir un único pero importante portón del que ya hablaré más adelante. La pecera es, también, un comedor, el lugar donde decido almorzar, donde tomo el refrigerio matutino y donde bebo el chocolate caliente en invierno. La pecera es un sitio único en su especie. Posee una pared de madera recubierta en fórmica blanca, unas ventanas que me permiten dominar todo el despacho de becarios y una puerta convencional que nunca cierro.


Anteriormente, la pecera había pertenecido a un colega colombiano que aprecio mucho. Cuando culminó sus estudios de doctorado y regresó a su país, la recibí en herencia y ahora es mi punto de vigilia, mi rincón privilegiado. Allí es donde he desarrollado parte de los objetivos de un documento que estoy cerca de concluir, Dios mediante. El único punto débil de la pecera es su ventana, una vez abierta es difícil volver a cerrarla con eficiencia, además es de cristal amplio y temo que pueda romperse a la menor sacudida del viento. De cualquier forma mi pecera es algo más que el lugar donde me siento a trabajar, a leer, a informarme del panorama mundial, a estudiar y, ahora, a escribir en esta bitácora o blog. La pecera es el lugar donde he pasado la mayor parte de los últimos años. Habitualmente, estoy entre nueve y once horas en este cubículo. Gracias a la pecera he visto pasar más de un invierno, las caídas de las hojas durante el otoño, la lluvia fresca de primavera y el sol sin escrúpulos del verano.

Por eso le tengo aprecio a la pecera. Porque la pecera ha formado parte de mi vida, me he fundido en ella durante los últimos meses y, gracias a ella, he podido pensar con tranquilidad cuando me he visto estancado en algún problema relacionado con mi trabajo académico.

Por todas las razones arriba expuestas, el día de hoy les describo a la pecera, lugar que más adelante usaré para relatar algunas de mis experiencias más curiosas.

Saludos cordiales.

Wintermute.

miércoles, 6 de mayo de 2009

Pesadilla a veinticinco metros por debajo de la superficie

Retrato de un hombre asustado: Dr. Arnau Saavedra, cuarenta años, divorciado, padre de dos hijos, y profesor universitario en psicología de baja por enfermedad. El Dr. Arnau Saavedra ha sido dado de alta recientemente de un sanatorio, donde pasó los últimos ocho meses recuperándose de una crisis nerviosa. Crisis originada en una noche análoga a esta, en un vagón de un tren suburbano similar al que el Dr. Saavedra está a punto de tomar ahora; con la diferencia de que, en medio de esa noche hace un año, el viaje del Dr. Saavedra culminó abruptamente debido a una arremetida mental. Esta noche, él está viajando por vez primera desde su exilio, sin embargo, contrariamente a lo que el Dr. Arnau Saavedra espera, su viaje estará muy cerca de una dimensión oscura y desconocida.


-Próxima estación: María Cristina-.


La voz automatizada anunciaba mediante la megafonía del ferrocarril la primera de las diecinueve paradas que debía soportar. Adherido a su asiento, pensó que no era una mala idea tomar este medio de transporte. Como experto en psicología clínica sabía que enfrentar los miedos era una de las mejores terapias que podía abordar. Así que aprovechando la visita que había hecho a un viejo conocido en la facultad de química, decidió instintivamente desplazarse en tren. Las ventajas eran diversas: La estación de Palau Reial estaba cerca a la zona universitaria, la tercera línea de la red metropolitana le permitiría llegar sin escalas ni trasbordos a su casa ubicada en la Avenida de Can Marcet, no tendría que disponer del servicio de un taxi, más aún teniendo en cuenta que el F.C Barcelona jugaba esa noche del Martes un partido importante y el tráfico era terrible en consecuencia.


No obstante, sabía que en un tren como el que ahora le llevaba a su destino, había recibido una noticia traumática. Aquella noche de verano abordó la tercera línea en Plaza Cataluña, silbando y moviendo aleatoriamente una bolsa con su mano, pensaba despreocupadamente en lo perfecta que era su vida: profesor titular en la facultad de psicología en Mundet, dos hijos que hasta hace poco no eran más que niños inocentes, un piso amplio con pocos años de hipoteca, un bonito coche que provocaba envidia entre sus colegas y una esposa maravillosa.


Todo eso se torció en breves instantes. Su esposa maravillosa le llamó intempestivamente aquella noche de verano. Le dijo que no le soportaba más, que tenía un amante rumano, que abandonaba con él el piso amplio con pocos años de hipoteca, que se iba con él en su bonito coche, que sus dos hijos estaban con su suegra en Tarragona y que le había denunciado (injustamente) por malos tratos ante la policía.


El Dr. Arnau Saavedra colgó su teléfono móvil y sonrió. Pensó que todo era una mentira graciosa. Nada de eso podía ser verdad. Él quería mucho a Silvia y Silvia le quería mucho a él. Reconoció que últimamente el trabajo le había abrumado, sobretodo desde que había aceptado aquel cargo importante en el rectorado. Pero era un hombre que se desvivía por su familia. Seguramente, cuando llegara a su casa, Silvia le estaría esperando, Miquel y Sergi jugarían a los videojuegos y Andrei, el rumano, se habría ido luego de completar la jornada de limpieza del piso ¡Todos se reirían en familia por la broma! Andrei… ¿Por qué pasaba tanto tiempo en casa, últimamente? En principio sólo debía venir tres veces por semana…


Arnau estalló de ira. Lanzó la bolsa contra un cristal del vagón y el adorno que había comprado en Las Ramblas se rompió inevitablemente. Gritó desesperadamente ante la atónita mirada de los pasajeros. Una mujer intentó calmarle pero él la empujó y comenzó a recorrer histérico a lo largo del tren. Pataleó hasta que un joven fornido le detuvo con una llave de defensa personal, lastimándole el brazo derecho. Sólo dejó de berrear cuando los guardias de seguridad le amordazaron.


Pero eso había pasado. Ahora se sentía mejor tras la terapia en el sanatorio. No había perdido su puesto titular en la universidad, demostró que las acusaciones de malos tratos eran falsas e incluso consiguió la custodia parcial de sus dos hijos. Pero lo mejor de todo era que había recuperado su dignidad. Ahora, sólo debía retomar la confianza en el tren suburbano.


-Próxima estación: Les Corts-.


Se acomodó en el asiento y decidió que sería buena idea leer un artículo de investigación para amenizar el viaje. Las puertas del ferrocarril se abrieron y comenzó la transferencia de pasajeros. Dos chicas vestidas con faldas cortas y costosas se sentaron frente a él sin dejar de hablar de lo bien parecido que era un tal Joaquín. A su derecha un anciano con bastón se quejaba de la falta de asientos, al tiempo que una señora con un estómago del tamaño de Groenlandia atropellaba a algunos viajantes con su carrito de compra.


-Tenías que verlo ¡Estaba guapísimo con esa chaqueta negra! ¿Tendrá Joaquín un hermano?-.

Arnau leyó brevemente el trabajo de un profesor canadiense sobre psicología cognitiva. Decididamente no estaba de acuerdo con sus conclusiones en cuanto a los experimentos realizados sobre la memoria, basándose en las pruebas de selección de Wason. Quizás el enfoque era el correcto, pero no sustentaba con credibilidad las hipótesis planteadas. Por eso se disponía a leer el apartado introductorio. Probablemente así podría…


¡¿Qué ha sido eso?!


Durante un brevísimo segundo, Arnau apreció algo extraño en la ventana del vagón. Era algo imposible de creer. Las luces de un tren que se desplazaba en dirección contraria, habían iluminado una silueta oscura y deforme aferrada a la ventana. Silueta que se esfumó tan rápidamente como había aparecido. Debía tratarse de un efecto óptico. El reflejo de algún hombre sobre el cristal. Nada más. No había que tomar en serio esa silueta. Tenía que pensar en situaciones agradables.


-Próxima estación: Sants Estació-.


Decenas de turistas ingresaron al tren, aunque las dos jovencitas seguían hablando de los atributos del tal Joaquín. El anciano del bastón proseguía con su monólogo criticando a la juventud de hoy en día. Desde un asiento cercano, una mujer con un bebé en brazos trataba de tranquilizar a un niño travieso que no paraba de portarse mal. Un hombre vestido con elegante traje recibió una llamada en su teléfono móvil. Tres chavales discutían airadamente sobre fútbol y una pareja inglesa revisaba un mapa de la ciudad con el ceño fruncido.


-¿Qué cosas dices sobre Eto’o? ¿Samuel Eto’o el jugador más grande de todos los tiempos? ¡Mejor es Messi! ¡Yo te diré para qué es bueno Eto’o! Ese tío es bueno agachándose y…-.


El Dr. Arnau Saavedra continuó con su lectura. Sencillamente no quería saber la opinión de tres críos sobre las inclinaciones y gustos de un futbolista. Quería analizar la metodología experimental empleada por el profesor canadiense, debido a que le parecía exigua y ortodoxa. A su juicio, no aportaba nada nuevo y estaba lleno de contradicciones. Pensó en escribir una corta publicación a manera de crítica, y para ello necesitaba diseccionar todos los detalles expuestos en ese artículo.


Un ruido llamó su atención. Era un ruido leve y constante. Un ruido imperceptible pero molesto. Dirigió su mirada hacia la ventana pero no pudo ver nada salvo la negrura de la vía. El túnel se alzaba como un titán que envolvía la envergadura del ferrocarril. La carencia de iluminación no le permitía distinguir las formas difusas que iba dejando el paso del tren. El ruido continuaba generando molestia. Entornó los ojos y… ¡Apareció! Una sombra recorrió la altura del cristal desde arriba hacia abajo. No pudo reconocer si se trataba de una persona o un animal, pero sí había visto la sombra ¡Era una sombra! ¡No tenía duda de ello!


-Disculpen señoritas… ¿Han visto ustedes algo en el cristal?- El sudor recorría libremente las sienes de Arnau.


-¿Qué cosa?- Dijo una de las dos chicas con gesto indiferente –Ah, si. Le han hecho algunas pintadas. Ya sabe lo que dicen de nosotros los adolescentes-.


Quiso decir algo más, pero se limitó a sonreír. Con un pañuelo se secó el sudor. El aire acondicionado no era suficiente para aclimatar el vagón y la carga térmica de los pasajeros era significativa. Respiró profundamente e intentó tranquilizarse. Cerró los ojos e hizo ejercicios con sus pulmones. Recordó las sesiones en el sanatorio y pensó que sería buena idea comprobar que no había nada en el cristal. Todo se resumía en reflejos y proyecciones de imágenes debido al movimiento. Para cuando mirara en el cristal no encontraría…


¡Estaba allí!


Arnau se encontró cara a cara con el rostro de la silueta que había visto en un principio. Era un rostro espantosamente horrible. Su frente era ancha, su cabello escaso, sus dientes deformes, alargados y puntiagudos. Su piel tenía una apariencia esponjosa e inhumana. No tenía manos, sus garras se enganchaban a la ventana con una fuerza sobrenatural. Su cuerpo era alargado y contenía una especie de escamas incrustadas en el estómago. Las piernas tenían las rodillas al revés. En total no debía de medir más de medio metro, aunque su prominente joroba producía un efecto engañoso. Lo peor eran sus ojos: amarillos, redondos, brillantes y grandes.


El Dr. Saavedra se levantó de su asiento y, entre gritos de pánico, cayó al suelo señalando la ventana. Los pasajeros le miraron con asombro, aunque ninguno de ellos tuvo la primera reacción de mirar el cristal.


-Próxima estación: Poble Sec-.


-¿Se encuentra usted bien, señor?- Preguntó una dama con un poco de interés


Alternó miradas entre la mujer y el cristal. El tren se había detenido en el andén para dar paso al sucesivo intercambio de personas. Las dos chicas se retiraron entre cuchicheos, ocasión que aprovechó el anciano del bastón para ocupar uno de los asientos disponibles. Los tres jóvenes miraron lascivamente a las dos chicas y el hombre del traje proseguía con su larga conversación a través de su teléfono móvil. Un guardia de seguridad acompañado por un pastor alemán con bozal entró en el vagón, bostezó y se incorporó en una esquina fingiendo un semblante escrutador.


Nadie había visto nada.


-Estoy bien, gracias- Alcanzó a decir estúpidamente Arnau.


Regresó a su asiento y guardó el artículo en su maletín. Era imposible que semejante criatura haya pasado desapercibida ente los usuarios del Metro. Trató de serenarse. Definitivamente no estaba del todo curado. Requería de más ejercicios y más terapia. Incluso había empeorado. Ahora observaba a un ser jamás concebido por la Creación. No podía pensar en las graves secuelas que tendría su inestabilidad mental en el mundo académico. No de momento.


Abrazó su maletín y observó la ventana. Esta vez no había nada. No había ojos amarillos y brillantes. No había joroba alguna. Pero sí estaban las marcas de las garras, que habían desgarrado el cristal provocando surcos que se confundían con las pintadas.


Sudaba frío. Sostuvo la mirada y, nuevamente, avistó a la criatura. El despreciable ser se había ensañado con la estructura externa del vagón, la cual golpeaba sin piedad ¡Y nadie se daba cuenta de ello! Ningún pasajero sentía las sacudidas producidas por las garras de la criatura ¡Él era el único que las percibía! ¡Estaba loco! ¡Loco!


-¡Oiga jovenzuelo! ¿Qué se supone que está haciendo? ¡Déjeme en paz!- La voz del anciano del bastón le sacó de sus turbios pensamientos.


Arnau había tomado fuertemente el brazo del abuelo en un vago intento de buscar fortaleza en un lugar donde no existía ese término. Los ojos de la criatura se clavaron en él y una sonrisa macabra se formó con los dientes deformes, alargados y puntiagudos. En ese momento, Arnau comprendió que estaba solo. Nadie, excepto él, conocía la gravedad de las circunstancias que envolvían ese viaje siniestro. Tenía que enfrentarse a su problema y estaba seguro de que lo haría.


-¿No piensa disculparse? ¡Es usted un maleducado!- Protestó el anciano con severidad.


El Dr. Arnau Saavedra ignoró los reproches y analizó su entorno. El hombre del traje había concluido su llamada, los tres chicos se reían ante una ocurrencia obscena y la pareja inglesa ya se había ido. Repentinamente, encontró la solución. Avanzó en grandes zancadas evitando las convulsiones atípicas del ferrocarril. Se impulsó fuertemente sobre sus piernas y se abalanzó sobre el descuidado guardia de seguridad, dejándolo aturdido por unos instantes. El perro le arañó con sus patas una pierna, pero Arnau ya había obtenido lo que buscaba y consideró la herida como un mal menor. Regresó a su asiento y vio que en el parte superior del ventanal estaba la criatura con aire curioso. Arnau le mostró el objeto que cargaba entre sus manos y apuntó sin dudar, provocando confusión y terror entre los pasajeros.


-¡Oiga jovenzuelo! ¡Tampoco es para que tome las cosas así! ¡No lo haga, por favor! ¡No me mate!- La cara del anciano era de absoluta consternación. Su mirada no podía apartarse del instrumento negro que sostenía Arnau con sus manos.


Pero el viejo no era el verdadero objetivo. El profesor universitario quitó el seguro de la pistola del guardia y descargó toda la munición contra la ventana, justo en la posición donde se hallaba la criatura. Las primeras balas impactaron en el cuerpo amorfo y en la frente ancha del ser, pero las restantes contribuyeron a destrozar la ventana en añicos.


-Próxima estación: Liceu-.


Arnau soltó la pistola, se arrodilló y estalló en un ataque de risa histérica. El anciano yacía a su lado, desmayado. El guardia de seguridad se acercó con cautela y avisó por radio a sus compañeros, quienes se apersonaron en el andén de la siguiente estación.


El viaje del Dr. Arnau Saavedra ha terminado ahora. Un viaje que no sólo era desde el punto A al punto B, sino que también era un viaje que incluía el temor a que empeorase su delicado estado mental. El Dr. Saavedra ha dejado que el miedo le inyectara dosis de adrenalina que hasta ahora desconocía. Afortunadamente, su convicción de no permanecer aislado mucho tiempo más, ha sido la causa de que haya enfrentado con valor sus aprensiones y turbaciones más profundas.


Mientras la policía se llevaba a Arnau esposado, un grupo de técnicos revisaba el tren donde había ocurrido el incidente. Aparentemente había severos daños en todos los vagones. La catenaria había sido arrancada con violencia y las ruedas tenían evidentes signos de mordedura. Eso sin contar los rastros de un líquido viscoso y verdoso encontrado en las adyacencias de la ventana rota, cuyos análisis posteriores demostraron que se trataba de un tipo de sangre animal desconocido hasta ahora.

Primera entrada

No, no se trata de la primera entrada o “inning” de un juego de béisbol. Se trata de la primera entrada de este pequeño blog que comienzo hoy.


Mi nombre real es lo que menos importa, sólo pido que me llamen Wintermute. En efecto, se trata de un pequeño guiño a la inteligencia artificial de William Gibson, aunque mis objetivos son completamente distintos. No busco fusionarme con otra IA, no me encuentro en Suiza, ni tampoco he contratado a un variopinto grupo de mercenarios y vaqueros informáticos para realizar actividades subversivas. Simplemente soy un invierno frío, una gélida brisa, un ácido congelado que siempre ha estado alejado del mundillo de los blogs, pero que ha decidió abrir uno: éste.


Hablando de blogs, la wikipedia lo define como “un sitio web periódicamente actualizado que recopila cronológicamente textos o artículos de uno o varios autores, apareciendo primero el más reciente, donde el autor conserva siempre la libertad de dejar publicado lo que crea pertinente. El nombre bitácora está basado en los cuadernos de bitácora. Cuadernos de viaje que se utilizaban en los barcos para relatar el desarrollo del viaje y que se guardaban en la bitácora”.


Leyendo dicha definición, me quedo (creo que con acierto) con la palabra “bitácora”. No sé si será porque soy un poco trekkie, o porque me gusta pensar que el Capitán Nemo llevaba un nutrido diario de sus andanzas por los siete mares; pero el caso es que la referida palabra creo que es más acorde con lo que pretendo que sea este blog. Así que de ahora en adelante me permito emplear cualquiera de los dos términos.


¿Por qué me he decidido a abrir un blog? Pues a esa pregunta me atrevo a contestar con otra: ¿Por qué no hacerlo? En fin, el punto es que lo he abierto hoy precisamente porque tengo un día monótono, así que para variar la pesadez y la desidia he creado esta bitácora.


En esta primera entrada voy a hablarles un poco de mi. Sin embargo, si han leído hasta ahora con atención estoy seguro que habrán podido extraer algunas conclusiones e ideas generales. Soy hombre, mayor de edad y caminante. De profesión soy curioso, aunque también ejerzo de filósofo urbano. Veo con detenimiento cómo las personas viven el día a día sin tranquilidad y debo decir que eso me contagia en ocasiones. Respecto a mi familia sólo diré que tengo un padre y una hermana a quienes quiero mucho. Finalmente y en relación a mi vida personal, únicamente diré que tengo la oportunidad de ser feliz al lado de una maravillosa mujer.


Esta noche habrá un evento social importante: veintidós hombres en pantalones cortos corriendo detrás de un balón. Uno de los dos equipos en disputa es la sensación de la ciudad, así que supongo que a partir del momento en que el árbitro haga sonar el silbato la urbe dejará todas sus actividades de rigor y verá cómo esos hombres justifican sus sueldos de muchos ceros por la derecha.


Finalizo con un comentario breve: en esta bitácora pretendo exponer temas diversos, desde discusiones de actualidad, hasta relatos literarios (escritos por alguna mente maestra o por mi), pasando por algunos comentarios técnicos. Todo dependerá de cómo me sienta.

Saludos cordiales.


Wintermute.