Buenos días lectores invisibles.
Nueva publicación en este rincón olvidado del ciberespacio
con un denominador común: la obtención de recursos.
Mallorca (Finca).
En uno de mis tantos viajes por trabajo tuve la ocasión de
quedarme en un hotel de una capital europea. En la recepción había una
estantería con algunos juegos para las huéspedes. Además de un Monopoly y un
Trivial Pursuit, estaba este juego destinado para un público general y a entre
dos y cuatro jugadores.
El objetivo del juego consiste en recolectar y entregar
frutas entre distintas masías o fincas de la isla de Mallorca. La mecánica
principal se basa en un rondel con doce aspas de molino colocas al azar durante
la preparación, en la cual se irán situando los trabajadores de un jugador para
recoger la fruta en cuestión de esa aspa: almendras, higos, naranjas,
aceitunas, uvas o limones. En función de cómo avancen los trabajadores en el
rondel, también se obtendrán fichas de burro necesarias para transportar hasta
un máximo de seis frutas. En las diferentes localizaciones del tablero se
disponen de losetas con las cantidades y frutas que se deben repartir.
Glovo repartiendo
en burro pedidos de aceitunas y limones por toda la isla.
Cuando se acaben las losetas en una masía, se coloca una
ficha de madera en esa zona. La partida finaliza después de situar la última
ficha y se procede a contar los puntos de victoria.
Un juego entretenido, de corte familiar y reglas sencillas.
Recomendable dentro de este público.
Oh My goods!
De vez en cuando ocurre que un juego en formato pequeño
esconde un buen diseño, pero al añadir expansiones pasa a convertirse en un
gran título. Esto es lo que pasa con “Oh My goods!”. Mediante una mecánica de
desarrollo de cartas y colección de sets se evolucionará un conjunto de
edificios para incrementar la capacidad productiva de distintos bienes, como
pueden ser carbón, herramientas o trigo; valiéndose de ayudante y consiguiendo
puntos de victoria en función de unas misiones. Todo ello con unas escasas 110
cartas.
Originalmente el juego básico está pensado para entre dos y
cuatro personas. Por si solo, es un buen juego. No obstante, puede verse
diluido y agotado según avance la cantidad de partidas que se le den.
Es aquí donde entra la importancia de dos expansiones que lo
modifican para mejor, convirtiéndolo en una experiencia narrativa, con un modo
campaña y muy difícil. “La revuelta de Longsdale” y “Huida a Canyon Brook”
aportan nuevas cartas, misiones y una historia con un hilo conductor donde realmente
se siente un espíritu en el juego, es decir, aportan un alma que la caja base no
tiene.
Vamos a producir bienes
como si no hubiese un mañana, mientras el pueblo se subleva.
Un claro ejemplo de cómo llevar un juego correcto a algo
mucho más grande. Recomendable con sus dos expansiones.
Sorcerer
and stones.
De vez en cuando un juego entra por su portada y este es uno
de esos casos. Se trata de un título de corte abstracto para entre uno y cuatro
personas, el cual nos transporta a la Dinastía Qin donde monjes taoístas buscan
el Xian, para convertirse en seres iluminados y con poderes similares a
los de un dios.
Bajo este contexto se esconde un interesante puzle de colocación
de trabajadores, destinado a recoger y situar determinados recursos en un tablero
constituido por losetas. Además, cada jugador dispone de un mazo de cartas con
habilidades específicas que le permiten rotar losetas, moverlas o incluso intercambiar
la disposición de una con otra. El planteamiento es recolectar recursos de esas
losetas, representados con cubos de distintos colores, con el propósito de
conseguir reliquias y puntos de victoria.
La antigua China y
sus tradiciones milenarias.
Sencillo, dinámico y rejugable. Un rompecabezas tan
interesante como desapercibido.
Vegetasaurus Rex.
Juego publicado tras una exitosa campaña de mecenazgo en la
plataforma Verkami y ambientado en una era donde los dinosaurios dominaban
sobre la superficie del planeta.
Vaya por delante que de este juego solo he probado el modo
infantil y el modo solitario, aunque el núcleo principal de su modo competitivo
es el mismo. El tablero se compone de casillas con números correlativos,
localizaciones como una laguna central y atajos, a través del cual se
desplazarán los jugadores representados como dinosaurios.
Al principio del turno, los jugadores lanzarán y elegirán
dados, con el fin de conseguir las combinaciones necesarias mediante sumas,
restas o multiplicaciones para moverse en el tablero y conseguir las plantas
requeridas para cumplir con las cartas de receta disponibles de un mazo.
Dinosaurios y
hierbas (no espirituosas).
En el modo solitario, un dinosaurio se enfrentará a un tiranosaurio
con otros tres para conseguir tres recetas, antes que la banda de cuatro
consiga cinco.
De los modos que he podido probar, me parece muy bueno el
modo infantil, puesto que ayuda a los niños en la toma de decisiones, gestión
de azar y elaboración de operaciones sencillas.
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Gracias por leer si has llegado hasta aquí.
Hasta la próxima.
Wintermute.