jueves, 14 de mayo de 2009

En sus marcas, listos... ¡Fuera!

10:34 a.m del segundo día en el Templo.

-¡Vaya! ¿Tú eres Wintermute?-.

Giro la mirada lentamente, sintiendo que un par de ojos me miraban con detenimiento. Asustado, pienso en todo lo que he hecho en los últimos dos días y llego a la conclusión de que, por ahora, me he portado bien. Pienso en mi situación, sencilla y a la vez extraña: Todos me conocen pero yo no conozco a nadie.

-Supuse que eras tú por la fotografía de tu currículum-.

Sentí algo de alivio al escuchar tal aseveración. Por fin sabía cuál era el truco, la técnica que empleaban para una directa y trivial identificación. Asentí tímidamente con la cabeza, anuncié innecesariamente mi nombre y mis apellidos, extendí la mano y esbocé una sonrisa insignificante. En respuesta, recibí un efusivo saludo y los dos besos que se acostumbran a dar en tierras desconocidas.

-¿A dónde vas? ¿Vas a alguna clase?-.

-Acabo de salir de una- Contesté con algo más de confianza -El Maestro en Fabricación...-.

-¡Ah! ¡Qué bueno! ¡Qué bueno! ¿Has matriculado una asignatura con el Maestro en Fabricación?-.

-Sí... De hecho...-.

-Supongo que ya estarás buscando tema de tesis-.

¿Tesis? ¿Cuál tesis? Era mi segundo día en aquel Templo y ya me estaban hablando de tesis ¿No tenía que cursar primero el ciclo académico antes de comenzar una tesis? Tal como pude comprobar semanas más tarde, no era obligatorio. Evoqué mis estudios de grado, recordando que durante los primeros cuatro años no tuve contacto alguno con ese mundo profundo y laberíntico, como lo es la elaboración de una tesis. Un escalofrío recorrió mi espalda, sentí que un peso enorme se cernía inexorablemente sobre mis hombros, y que fantasmas del pasado resucitaban de forma inevitable.

-¿Por qué no vienes a visitarme en mi oficina mañana? Está en el Anexo F0. Cuando llegues. toca el timbre y pregunta por la Reina en Transportes-.

Así fue como, sin buscarlo, obtuve una cita para discutir un posible tema de tesis en este largo camino que llevo recorrido hasta ahora.

9:17 a.m del tercer día en el Templo.

Diligentemente, oprimo el botón del timbre. Obedientemente, entro despacio al Anexo F0. Tímidamente, pregunto por la Reina en Transportes a una chica joven quien supuse erróneamente que era la secretaria (más tarde descubriría que ella es la Dama en Transportes). La chica joven me dice que la Reina en Transportes no está y que debo esperar. Voy a la biblioteca, veo maravillado la cantidad de libros existentes en aquel recinto de saber, me impresiono con el sistema de préstamos y pregunto sobre el procedimiento a realizar para solicitar un ejemplar. Definitivamente, esta biblioteca es mejor que la del Colegio Hogwarts.

Pasada una hora regreso al Anexo F0. La Reina en Transportes se encuentra en su oficina, me recibe con cordialidad y muestra una tesis de más quinientas páginas.

-Queremos que continúes con esta investigación ¿Sabes qué es una viga de Timoshenko? ¿Y una viga de Euler? ¿Trabajas con Matlab? ¿Puedes desarrollar un algoritmo de generación de vibraciones? ¿Has escuchado hablar alguna vez el término "receptancia"? ¿Cómo están tus conocimientos en el modelado de sistemas mecánicos?-.

Cada pregunta era contestada con un simple asentimiento de cabeza y palabras vagas que no concluían en un punto concreto, pero que evidenciaban que si estaba dispuesto a asumir todos los retos necesarios. Ella escuchaba con atención y preguntaba con rapidez. En ese momento supe lo que quería, a pesar de mi incertidumbre.

-Si quieres te lo piensas. Te dejo mi correo y cuando tomes una decisión, me avisas-.

Al día siguiente, me encontraba frente a uno de los tantos ordenadores de la bilbioteca, enviando un correo donde manifestaba mi interés por la tesis en cuestión.

Sin darme cuenta, en menos de una semana ya estaba comenzando a correr a través de una larga y ancha pista roja.

Saludos cordiales.

Wintermute.

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