domingo, 10 de abril de 2022

Five Parsecs from Home. Episodio 17: Compras.

 Bitácora de travesía G-609R. Apuntes de Dietrich Grüber.

La ciudadela artificial constaba de un cilindro de 5 km de radio y 60 km de largo, rodeado por anillos concéntricos de 20 km de diámetro y en rotación opuesta.

La Estación Espacial Zeus era un enclave tecnológico a medio camino entre la Nebulosa Trífida y la agrupación de planetas del sector Spitzer. Era difícil saber quién fue el genio al cual se le ocurrió construir esa ciudadela en aquel rincón perdido del espacio profundo, pero lo cierto es que era uno de los destinos comerciales más valorados de Unity.

Megacorporaciones, laboratorios, oficinas gubernamentales y otros stakeholders convivían en un hábitat en aparente armonía.  

Un baluarte de la tecnología.

Habían pasado seis días estándar desde nuestra llegada como representantes de un conglomerado empresarial de extracción minera proveniente de Kelvin 273. Nombres ficticios y credenciales falsificadas nos permitieron acceder sin problemas con un visado de quince días, suficiente para hacer reconocimiento del terreno.

La seguridad civil era la tónica habitual en la rutina de la estación. Sujetos fornidos, conocidos como los duros, armados con porras eléctricas y pistolas flechette de dardos expansivos, se encargaban del mantenimiento del orden y la ley. Prácticamente no toleraban ninguna alteración del status quo y recibían instrucciones directas del Regente. El delegado de Unity en ese lugar no era muy conocido, puesto que lo rotaban con frecuencia.

Adicionalmente, cada organización disponía de su propio cuerpo policial privado, cuya función era preservar los intereses de sus pagadores. Estos cuerpos estaban normalmente conformados por mercenarios a sueldo o militares retirados de alguna guerra.

Habíamos estudiado concienzudamente las instalaciones de BioMed Analytics, empresa tecnofarmacéutica especializada en la venta y distribución de soluciones médicas para personas que habían tenido problemas con implantes neuronales. Entre sus innumerables patentes, se encontraba una que ella me había explicado. Aún no estaba en el mercado, pero serviría para aminorar el dolor cerebral ocasionado por elevadas horas de conexión intraneural a la Matriz.

Polisacáridos de potasio, esporas de rosettas, sílice de alta densidad e ingentes cantidades de aleación de aluminio y xenotita.

Ése era el plan de compras. Materias primas que sólo se podían encontrar en BioMed Analytics y que eran usadas en esa patente.

Muelles de carga de BioMed Analytics. Nuestro punto de ingreso.

Séptimo día.

Hora estándar 15:13.

157 llamadas fueron efectuadas desde 46 terminales distintos. Un grupo de fundamentalistas Anti-Tech, secta de fanáticos contrarios al uso de la tecnología y precursores de volver a un estadio primitivo, amenazaron con la explosión de distintas bombas en varias localizaciones de la ciudadela. Unity los consideraba como terroristas y después de haber perdido un planeta ante los K’Erin, el gobierno central no estaba para bromas de ninguna clase.

Simultáneamente, los servicios de seguridad de catorce empresas, ninguna de ellas BioMed Analytics, recibieron la alerta de la incursión de activistas Anti-Tech, camuflados con trajes termoópticos.

La primera explosión ocurrió diecinueve segundos después. Las oficinas principales de una de esas catorce corporaciones estallaron en un espectáculo de colores amarillo y naranja, seguido de un trueno que resonó en el segundo anillo exterior.

Hora estándar 15:14.

El muelle de carga de BioMed Analytics había sido despejado en cuestión de instantes, incluso más rápido de lo que teníamos previsto. Un escuadrón de militares Feral se encargó de redirigir al personal no esencial hacia el interior de las instalaciones.

Nos encontrábamos entre ellos. No fue difícil conseguir una acreditación falsa como empleados de carga. Lo complicado sería separarse del tumulto.

Hora estándar 15:15.

Ferum Robotics emitió un comunicado de auxilio solicitando socorro inmediato. Se alertaba de la presencia de saboteadores que habían provocado destrozos en un nuevo modelo de Soulless militares.

Toda precaución era poca. Esos Soulless estaban preparados para actuar como refuerzo.

¿Un Anti-Tech?

Hora estándar 15:16.

La segunda explosión ocurrió muy cerca del muelle de carga. Esta había sido mucho más potente y destructiva. El casco del cilindro se resintió y una fuga de aire presurizado obligó a encender las alarmas y activar el protocolo de urgencia, cerrando las esclusas auxiliares para evitar una catástrofe. Los Feral, de aspecto animal pero muy inteligentes, acudieron raudos a asegurar el perímetro exterior de BioMed Analytics.

Activamos los distorsionadores de rostros.

Era nuestra oportunidad.

Hora estándar 15:18.

Los hielos de seguridad de la Matriz en la estación fueron superados y se emitió un mensaje pregrabado de los Anti-Tech con una voz sintetizada, atribuyéndose la autoría de los atentados y asegurando que se encontraban infiltrados dentro de toda la estación.

Los duros hicieron acto de presencia.

Hora estándar 15:19.

La puerta de acceso llevaría a un área restringida de BioMed Analytics. Teníamos poco tiempo y los planos holográficos podían estar equivocados o, como mínimo, inexactos. 


Llegó el momento de comprar.

La seguridad Feral no era abundante en esa área. Las comunicaciones avisaban de que estaban más concentrados en el lugar de la segunda explosión y en el control de los daños. El almacén conducía a un laberinto de oficinas que precedían a los laboratorios fisicoquímicos donde debíamos buscar el listado de materias primas.

-El escáner muestra un pelotón que se aproxima- Avisó James en un susurro.

Un obstáculo en el plan.

Avanzamos en dirección hacia la zona prohibida.

Hora estándar 15:20.

Los duros rompían las cabezas y disparaban contra todo aquel que pareciera sospechoso, es decir, todo cuanto veían.

Les daba igual si eran civiles inocentes o si eran potenciales terroristas.

Hora estándar 15:21.

Mientras la tercera y última explosión sacudía el primer anillo, cerca de la sede del Regente, nos habíamos encontrado de frente con el pelotón de Feral. El enfrentamiento fue breve pero muy intenso. Ellos estaban muy bien preparados.

Yula comentaría posteriormente que quizás habían participado en el breve conflicto entre los Feral y los K’Erin, donde los primeros habían defendido a sangre y fuego uno de sus planetas de origen. Unity había ayudado a los Feral por supuesto, pero no en la dimensión esperada.

En cualquier caso, nos benefició nuestra superioridad numérica, el factor sorpresa y la suerte.

Quien parecía ser el lugarteniente de ese escuadrón había intentado pedir refuerzos, pero los inhibidores que habíamos instalado dos días antes en los cortafuegos impidieron cualquier comunicación efectiva.

 

Nadia consiguió acceder en primer lugar a nuestro objetivo.

Hora estándar 15:29.

Seis supuestos empleados de BioMed Analytics eran escoltados por un grupo mixto de duros y guardias Feral con destino a un refugio seguro y a la espera de ser interrogados.

Décimo día. En un cuadrante lo suficientemente lejano.

Nuestra Alatriste estaba acoplada al Sirviente Nocturno, una lanzadera de gran tamaño posiblemente robada.

De cuclillas, sobre una mesa del puente de mando del Alatriste, Snake Voorhees sonreía amistosamente, mientras ladeaba la cabeza.

-Habéis liado una buena- Dijo Mal, con cierto tono de reproche.

-A los Sospechosos Habituales nos va el caos- Snake se encogió de hombros -Se lo puedes preguntar a Sombra-.

La aludida le devolvió una mirada cómplice y divertida.

-Los reportes de la estación espacial aún son confusos- Intervino James -Nadie sabe con certeza lo que ha pasado-.

-Ni lo sabrán nunca- Cortó Snake, saltando de la mesa y haciendo una reverencia -Los Anti-Tech no tendrán sitio en todo Unity para esconderse, que les den…-.

Líder de los Sospechosos Habituales y antigua compañera de Sombra.

Los interrogatorios fueron una pantomima. Afortunadamente habíamos logrado salir de la ciudadela al poco tiempo de los disturbios.

-Deberías volver con nosotros, Sombra- Prosiguió Snake.

-Fuiste tú quien me dio dos opciones, destierro o muerte, ¿recuerdas?- Le espetó Sombra, muy seria.

-Tonterías. Eso está superado-.

-Esta es mi familia ahora-.

El rostro de Snake se ensombreció por un momento.

-Pues disfrutad de lo que habéis pillado en esta incursión. Ya nos veremos si eso, ¿vale?-.

Personalmente, no disfrutaría de lo “comprado”, pero le daría el uso adecuado.

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Ha costado, pero he podido sentarme y escribir la narración de esta partida. Cada vez estamos más cerca del final.

La banda sonora de este episodio.

 


Saludos cordiales.

Wintermute.

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