Capítulo II.5
Aquella
tarde, la derrota estaba reflejada en el rostro de Adele McDonald.
-La
apelación ha sido desestimada… He intentado rebatir todos los argumentos, pero la
Corte Internacional y todos los juzgados donde he acudido
no dan marcha atrás a su decisión. No me ha sido posible…-.
-Tranquila, hermana- Dijo Charles, con un
cansancio incipiente en sus ojos. Su cabello pelirrojo había sido sustituido en
poco tiempo por blanquecinas canas –Es mi destino y debo asumirlo ¿Cómo está
Jensen?-.
-¿Qué tiene que ver él con tu apelación?
Tenemos que centrarnos en…-.
-¿Cómo está? ¿Cuándo tiene previsto la
culminación de la primera nave? ¿Se han hecho las pruebas de resistencia en el
nuevo material?-.
-Hermano…- Masculló Adele con una mueca de
fastidio.
-Las visitas autorizadas duran sólo unos
minutos, así que tenemos que aprovecharlos-.
La joven y fatigada abogada cedió tras un
sonoro resoplido.
-Hace dos semanas, se realizaron los
ensayos estructurales en el séptimo prototipo del material. Tras los fracasos
previos, se ha procedido a incrementar la concentración de poliuretano en
apenas un 0,05%; lo cual ha permitido obtener una recuperación total y completa
a la compresión después de una deformación plástica del 68,74%. Los cálculos
previos indican que las yoctotermitas no pueden devorar con rapidez el material, pero sí lo pueden invadir. Tus
apuntes han resultado ser muy valiosos-.
-Veo que has hecho los deberes- Comentó
Charles, con una sonrisa insignificante.
-Tengo un esposo obsesionado y un hermano
estúpido- Replicó la mujer,
devolviéndole el gesto –Jensen me ha dicho que están trabajando en un diseño
aerodinámico óptimo para todas las etapas del viaje-.
-Estoy seguro que lo harán bien…-.
Adele le contempló fijamente.
-¿Qué se supone que estoy haciendo,
Charles?-.
-¿A qué te refieres?-.
-¡A todo! Durante el último año he
dedicado mi tiempo a esta utopía. He buscado recursos, financiación y aliados.
He peleado con políticos, hipócritas y funcionarios. No he parado de viajar y
he tenido que sacrificar a mi propia familia por esta idea. He olvidado
salvarte y no he tenido el valor de asumir con seriedad tu situación…- Hizo una
pausa para enjugar sus lágrimas y colocar su mano en el cristal –Hermano, no
quiero que te ejecuten… No deseo que me abandones…-.
-Querida
hermana, te confieso que tengo miedo a morir. No hay un solo día que no deje de
esperar a que un celador me conduzca hasta una cámara de gas o a una silla
atómica. Estoy asustado y me siento muy solo… Pero también estoy decidido a que
lleves a buen término la tarea que te he encomendado-.
Charles
contempló a su hermana a través de la barrera que coartaba su libertad, sumido
en una trinchera que trascendía más allá de lo físico y llegaba a un punto espiritual
y mental muerto. Repasó las dificultades y vicisitudes que tuvo para escapar
con vida y con un ápice de cordura de la plaga gris. Pero también recordó la
oportunidad que ahora le estaba dando a la humanidad por medio de su hermana.
Una ocasión de salvación que se traducía en redención y entrega para la
salvación de la especie.
-Adele,
no hay vuelta atrás para la migración hacia nuevas fronteras, así que no veas
mi inminente ejecución como un sacrificio, porque sencillamente es el cierre
del peor ciclo genocida de la historia. Los libros y relatos posteriores, me
acusarán de malévolo. Pero asegúrate de que mis sobrinos y su descendencia
conozcan la verdadera versión-.
-Si
es esa tu voluntad, la haré- Habló finalmente la mujer, sintiendo que ésa sí
sería la última vez que vería a su terco hermano.
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