domingo, 14 de noviembre de 2021

Five Parsecs from home. El primer interludio.

La mujer se encontraba sentada frente a una mesa acrílica y una holopantalla mostraba un seguimiento en tiempo real de la trayectoria de una nave pequeña a través del espacio interplanetario controlado por Unity.

Su cabello ya evidenciaba unas cuantas canas blancas, pero lo más destacable era su habilidad con el ganchillo, una técnica muy antigua para tejer ropa. Con un hilo de pabilo rojo estaba confeccionando un jersey.

Detrás de ella, al menos una docena de sillas y mesas se encontraban vacías. La estancia, a los ojos de un espectador, podría perfectamente pasar por una sala de conferencias. En una esquina, un holograma giraba a baja velocidad de rotación mostrando lo que parecía ser un cuerpo humano.

-Paula- Dijo una voz desde el umbral de una puerta.

-Vargas, para ti soy Wolfmother- La mujer no volvió la mirada. Simplemente se limitó a continuar con su labor de costura -Veo que has podido salir en buen estado de Arrakeen-.

-Salí antes de lo previsto. Las noticias de Nova Vinicius no son muy buenas para nuestros intereses-.

-Unity ha recuperado el control y el planeta entero está militarizado. Los enjambres que introducimos en los niveles inferiores han sido neutralizados- Interrumpió secamente -Nova Vinicius no era más que un experimento. Todo está saliendo según lo previsto-.

-Sin embargo, invertí millones en ese experimento-.

-Su inversión será recompensada, Vargas-.

-¿Qué hay de Arrakeen? Tenía negocios allí-.

-Dependerá de cómo se comporten los K’Erin. ¿Has confirmado si Jack El Sordo tiene el nanosoft?-.

El sujeto palideció.

-No, yo…-.

La mujer levantó la mirada por primera vez, dejó el jersey sobre la mesa y le fulminó arqueando una ceja.

-Le ordené a esa banda de idiotas que le entregaran el nanosoft, ¿por qué es tan importante de todas formas?-.

-Es crucial, Vargas. Que no lo entiendas es el motivo por el cual no diriges esta operación. Jack El Sordo debía cargar ese nanosoft en la matriz del ciberespacio hace dos horas estándar y aún no lo ha hecho-.

-Me aseguraré-.

-Como si tienes que volver a Arrakeen y cargarlo tú mismo-.

El sujeto tragó saliva y se ajustó la corbata.

Ella recuperó el jersey y continuó con su labor.

-Déjame sola. Tengo que pensar-.

Escuchó los pasos que se alejaban y volvió a contemplar la holopantalla. La nave se dirigía inexorablemente hacia Trántor. Debía guiar a esos peones hacia donde mejor le convenía.

Una muerte segura.


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Así es. Mientras los canallas miserables están camino hacia un nuevo planeta, algo se está diseñando a sus espaldas.

Saludos cordiales.

Wintermute.

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