domingo, 1 de mayo de 2022

Five Parsecs from Home. Episodio 20: Fantasmas.

 Bitácora de travesía Z-612Z. Apuntes de Malcolm “Cap” Zhukov.

Wolfmother nos esperaba. Eso era obvio. No nos equivocábamos cuando decidimos continuar después del enfrentamiento con esos delincuentes del grupo Anarquía roja. Teníamos muy pocas probabilidades de evitar cualquier tipo de trampa o triquiñuela que ella y su organización hubiesen preparado.

Las coordenadas que nos había dado en su cordial invitación nos llevaron a un complejo industrial situado en mitad de un conglomerado de edificios de acero y hormigón, adornados por luces de neón y publicidad holográfica.

La humedad debida a una fina lluvia era inquietante, casi exasperante. El lugar exacto disponía de una amplia puerta abierta y con una tenue luz que nos guiaba hacia lo que había en el interior.

Una estancia de aspecto funcional y quizás menos tétrico nos esperaba. Un acuario laberíntico con peces y especies marinas nos rodeaba y servía como preludio a lo que era una oficina central. Un escritorio resistente y una media docena de holopantallas custodiaban a una mujer que habíamos visto más de una ocasión en diferentes comunicaciones, pero que por primera vez la contemplábamos en toda su estatura.

El último paso de toda esta trama.

Cara a cara con Wolfmother.

-Mis niños, es un gusto conoceros finalmente- Habló con una falsa sonrisa.

-El gusto no es nuestro desde luego- Replicó Nadia, molesta.

-Sin duda nuestra relación se ha visto mancillada por algunos malentendidos, pero estoy segura de que podemos reconducirla hacia una forma más fructífera-.

-¿En qué sentido?- Pregunté, fingiendo interés.

-Soy una de las cabezas en una organización compleja, con tentáculos en todos los rincones de Unity- Hizo una pausa y detrás de ella, en una holopantalla, se desplegó un mapa general con los miles de planetas que estaban dentro de la jurisdicción gubernamental.

-Pero eres tú quien se ha dedicado a fastidiarnos- Habló Yula.

-¿Qué puedo decir?- Se encogió de hombros -Los negocios son negocios. No hay rencores. Lo cierto es que gente como vosotros sería un activo muy importante en nuestra organización. Mis asociados y yo hemos decidido que debéis trabajar para nosotros. Naturalmente, recibiréis generosas pagas por los servicios-.

-¿Aceptamos y nos pagas? ¿Pretendes que nos olvidemos de Dietrich?- Sombra la fulminó con la mirada.

-Eso no es nuestra culpa. Virek es el responsable-.

-¿Qué hay de ese viejo? ¿Cuáles eran sus planes?- Interrogó James.

-Virek era un cliente nuestro. Ahora es el pasado. Desconozco exactamente cuáles eran sus intenciones- Un deje de preocupación se asomó en su rostro -Sin embargo, tenéis mi garantía de que no habrá represalias. Nos encargaremos-.

-Si aceptamos- Intervine, entornando los ojos -¿En consistiría nuestro trabajo?-.

-No sería muy distinto a lo que hacéis en la actualidad. Deberéis ir a donde os digamos y hacer lo que se os pida. Sólo que cobraréis más y tendréis todo cuanto pidáis… Armas, una nave más grande y veloz. Es cuestión de pedir- Una sonrisa de comadreja se dibujó en el rostro de Wolfmother.

-Suena tentador, pero… ¿y si nos negamos?- Repliqué.

-En ese caso, zanjaremos nuestro asunto ahora mismo- La sonrisa había desaparecido.

-Correremos el riesgo- Le espetó Sombra, desfundando su arma.

-Una pena- Wolfmother levantó muy despacio su mano derecha.

Detrás de ella aparecieron varias figuras escondidas tras trajes termoópticos. Mercenarios fuertemente armados y con cuerpos acelerados. Creo que hablo por todos si afirmo que los reconocimos inmediatamente.

-Mercenarios Tormenta de Sangre, Blood Storm Mercs- Wolfmother permanecía muy seria, impasible ante los sujetos que siempre habían estado allí, ocultos por el camuflaje -Si no estoy equivocada, habéis coincidido en Nova Vinicius-.

Me parecía que había pasado una eternidad desde que habíamos aceptado ese trabajo.

-Y si no estoy equivocada otra vez, el Sr. Santos Rodríguez os conoce muy bien- Prosiguió con parsimonia, como si disfrutara del momento.

-La próxima vez que matéis a alguien, aseguraos bien y rematar la faena- Habló el aludido. Una cicatriz le cruzaba el rostro -Esta vez no seremos tan benevolentes-.

-Acabar con ellos rápidamente- Ordenó Wolfmother.

El destello cegador llegó antes de que pudieran hacer algo. Una luz incandescente cegó a los mercenarios y a esa nefasta mujer. La confusión siguiente nos permitió reagruparnos hasta el punto de conseguir una posición favorable.

Nadia y James activaron sus Insta-Wall, protectores magnéticos que les darían cobertura mientras disparaban con sus rifles a distancia. Mientras tanto, Sombra, Yula y yo corrimos hacia las esquinas y flancos de ese lugar y comenzamos a disparar.

 

Los Mercenarios Tormenta de Sangre se convirtieron en más que una molestia.

El primero de esos sujetos falleció antes de darse cuenta de dónde estaba o recuperar su visión. El resto avanzaron a trompicones, disparando en todas las direcciones.

-¡Les mataremos! ¡No dejéis de disparar!- Exclamaba Santos, quien debía ser su líder.

Mentiría si afirmara que el enfrentamiento duró poco. Lo cierto es que no sabría decir cuánto tiempo estuvimos intercambiando disparos. Sus armas eran potentes, pero nosotros habíamos aprendido algunos trucos desde nuestro último enfrentamiento.

Reculamos y volvimos hacia la posición de Nadia y James. Los mercenarios salieron a nuestro encuentro, pero una ráfaga en fugaz sucesión les impactó de lleno. Dejándolos inutilizados.

Detrás de su escritorio, Wolfmother permanecía muy disgustada.

 

El final del camino.

El líder mercenario jadeaba en el suelo, en mitad de un charco de sangre.

-No merezco esto… Morir así… Por unos pelmazos…- Dijo quien se llamaba Santos, respirando con dificultad.

Sombra le voló la cabeza sin más preámbulos.

Le miré y asentí. Simplemente siguió la recomendación propia y le remató.

-Es tu turno, Wolfmother- Le apunté con mi revólver hand cannon.

Cuando disparé vi cómo una cúpula acristalada y transparente detenía el impacto.

-Mis niños, aún tenéis muchas cosas por aprender- Repuso, otra vez con esa sonrisa. Tecleó algo en una holopantalla y se relajó en su asiento -Mientras hablamos he ordenado que por los conductos de ventilación se propague un gas nervioso en donde estáis. Yo estoy protegida por esta cúpula, pero vosotros… Bueno, digamos que moriréis después de una larga agonía-.

Pensaba que estábamos condenados a una muerte segura.

No sabría explicar con claridad lo que sucedió posteriormente.

Un mensaje de error se mostró en la holopantalla.

FALLO EN EL SISTEMA. MUROS DE HIELO DESTROZADOS.

Wolfmother abandonó su sonrisa y comenzó a teclear con súbita agitación.

-¿Algún problema?- Preguntó Nadia, con sorna.

-No puede ser ¡No, no, no! ¡NO!- Vociferó ella en el interior de su cúpula.

-¡SILENCIO!- Gritó una voz informatizada a través de la megafonía

Un texto comenzó a escribirse en la holopantalla.

EMITIENDO GAS NERVIOSO EN EL INTERIOR DE LA CÚPULA.

-¿Quién eres? ¿Por qué no puedo abortar?- Wolfmother pulsó varios botones.

-No puedes. No lo harás- Dijo la voz informatizada.

Estábamos desconcertados. No teníamos idea de lo que estaba pasando.

-Sombra, Malcolm, Nadia, Yula, James… Iros de aquí- La voz informatizada no tenía acento, pero era siniestra, insondable.

-No me dejéis aquí. ¡Ayúdenme!- Wolfmother golpeaba frenéticamente la cúpula. Un gas azulado comenzaba a disiparse en el interior.

Salimos por donde habíamos accedido. Decidimos no escuchar los últimos gritos de pánico de esa mujer.

El Alatriste nos esperaba.

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¡No me lo creo! El último capítulo de esta campaña ya está escrito. Ha sido un largo camino que ha durado unos cuantos meses, pero lo he disfrutado mucho.

Five Parsecs from Home no me ha defraudado. He hecho muchas tiradas de dados y creado una gran diversidad de escenarios. 

Agradezco mucho a los lectores invisibles por haber llegado hasta aquí.

Aún queda un breve epílogo que publicaré muy pronto, pero en cualquier caso pienso que ha quedado una historia muy interesante, creada a partir de toda esa amalgama de resultados en los dados.

Saludos cordiales,

Wintermute.

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