Durante los últimos días, un ejército rival rodea la
fortificada ciudad con cientos de soldados ávidos e impacientes. Los muros se
alzan ante ellos, amenazantes y a la vez aparentemente inaccesibles. En la
distancia, un nutrido grupo de hombres empuja entre jadeos una rudimentaria
construcción, diseñada para destruir las puertas y paredes reforzadas de la
metrópoli. Se trata de un carromato con un tronco pesado, conocido como ariete.
Su uso está datado en épocas antiguas. Algunas
referencias establecen que fue usado en diversas campañas militares del Imperio
asirio, aunque el historiador Diodoro Sículo detalló que el ariete fue
utilizado por los atenienses durante el asedio a la isla griega de Samos en el
año 440 a.C.
En cualquier caso, hoy no voy a hablaros sobre este
tipo de arma. Recientemente, en el edificio donde vivo, he tenido la
oportunidad de presenciar una problemática ocurrida con el sistema de suministro
de agua: el golpe de ariete. ¿Y qué es eso? Os lo explico.
Supongamos que disponemos de un sistema de conducción
con sección constante S por la que fluye un líquido desde el depósito A al B.
Supongamos que en B está instalada una válvula; si se cierra, se originará en B
un aumento de presión que se transmitirá desde B hacia A. Por el contrario, si
en vez de cerrar la válvula, se abre, se originará en B una depresión que
igualmente se transmitirá de B hacia A.
Tales efectos se denominan golpe de ariete. En todo el
fenómeno, el depósito A mantiene constante el nivel de la superficie libre del líquido
que contenga.
Al cerrar la válvula se origina un aumento de presión
que, en B, pasará desde 0 hasta Δp, en el supuesto de que esta variación sea lineal.
Esta sobrepresión que se desplaza por la tubería puede llegar a superar la
velocidad del sonido en el fluido y tiene dos consecuencias inmediatas:
comprime el fluido, reduciendo su volumen, y dilata la tubería. Cuando el
líquido circulante por la tubería se detiene, cesa el impulso que lo comprime
y, por consiguiente, la tubería se expande para retomar su medida norma.
Al mismo tiempo, se origina una onda de presión en
sentido contrario, haciendo que el líquido se desplace en dirección contraria,
pero, debido a que la válvula está clausurada, se ocasiona una depresión con respecto
a la presión normal de la tubería. Al alcanzar el otro extremo de la tubería,
si la onda no se ve disipada, por ejemplo, en un depósito a presión atmosférica, se reflejará siendo mitigada
progresivamente por la propia resistencia a la compresión del fluido y la
dilatación de la tubería.
Un desastre.
Si se supone que t es el tiempo de cierre de la
válvula, el impulso mecánico (Δp S t/2) disipa la cantidad de movimiento del líquido,
y cuyo valor es igual a la masa contenida en el tubo (AB) multiplicada por la
velocidad, u, de la forma:
ΔM
= S l ρ u
A partir de lo anterior, se obtiene la formulación
de Micheaud, definida en metros de altura de columna de líquido, en cuya
demostración no se ha tenido en cuenta, ni la compresibilidad del agua, ni la
elasticidad del material de que está construida la tubería.
La sobrepresión originada por el golpe de ariete es
independiente de la presión estática que en cada sección de la tubería
existiera antes de la perturbación producida por el cierre de la válvula, pero
es función del tiempo y de la distancia de B a la sección considerada. En
consecuencia, a la presión existente antes del golpe de ariete, habrá que
añadir la sobrepresión originada por el mismo. Esto sería análogo a la
embestida de un pesado ariete contra la estructura de la muralla durante el
asedio.
Ahora bien, después de toda esta breve pero intensa
descripción, cabe una pregunta práctica, ¿cómo se puede mitigar el efecto de un
golpe de ariete? Con fines didácticos, expondré algunas soluciones implementadas
en sistemas hidráulicos en los que los conductos de presión, la sala de
máquinas y el resto de componentes integradores, se encuentran bajo tierra. Los
esquemas se corresponden con instalaciones destinadas a atenuar el golpe de
ariete mediante sistemas de presión con chimeneas de equilibrio, depósitos de
aire y sistemas de flujo abierto, con altura de carga proporcionada por un
embalse. El embalse funciona como una chimenea de equilibrio, a través de una
conducción forzada perforada en la montaña.
Sistemas de presión (chimeneas de equilibrio)
Sistemas de admisión en flujo abierto
Donde:
1) Estructura de admisión.
2) Tanques de equilibrio (depósito de aire y chimenea
de equilibrio).
3) Túnel de presión aguas abajo.
4) Sala de turbinas (central).
5) Conducción forzada.
6) Túnel de flujo abierto de admisión.
7) Túnel de flujo abierto de escape.
8) Túnel de presión de admisión.
9) Embalse de carga.
Aunque los ejemplos antes presentados, son para
aplicaciones de uso industrial y no tan cotidianos como lo puede ser la
instalación en una vivienda o conjunto de residencias, son perfectamente
extensibles y adaptables. Otra alternativa consiste en estrangular gradualmente
el fluido mediante válvulas de asiento.
Al final, el objetivo último, es intentar detener el inexorable
avance de un impacto fulminante que pueda destruir el sistema.
Tal y como lo hacían aquellas construcciones rudimentarias
en épocas pasadas.
Saludos cordiales.
Wintermute.
Referencias.
[1] Diodoro Sículo, Biblioteca histórica, XII, 28.
[2] G. K.
Batchelor. An Introduction to Fluid Dynamics. Cambridge University
Press. June of 2012.
[3] Fernández, P. Mecánica de fluidos. Biblioteca sobre ingeniería energética.
[4] Yunus
A. Çengel. Mecánica de fluidos: fundamentos y
aplicaciones. Diciembre de 2004.
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