Capítulo III.11
El cuarteto escuchó el relato del anciano
con atención y en el más absoluto silencio. Laura fue la primera en hablar.
-¿Funciona esa máquina?-.
-No- Respondió el anciano, ladeando la
cabeza ligeramente –Soy el único que conoce tanto la teoría como la tecnología.
He decidido que es una máquina muy peligrosa, así que he procurado borrar el
conocimiento de la misma en todas las líneas temporales…-.
-Suponiendo que lo que nos ha dicho es
cierto ¿Qué quiere de nosotros?- Intervino Larry, incrédulo y a la vez interesado.
-Tengo muchas tareas para vosotros…- El
anciano sonrío –Para empezar, quiero que todos conozcan a mis hijos… He creado
99999 androides copias de mi mismo, con la apariencia que yo tenía cuando era
joven… Son amigables, trabajadores, inmortales y estériles. Me gusta llamarles “mis
pequeños Oompa Loompa”… Tomé el apodo a partir de un libro muy entretenido ¿Lo
habéis leído? Tuve la oportunidad de conocer a su autor-.
-¿Qué pretende que hagamos con ellos?-
Preguntó Giovanni.
-Quiero que los integren en la nueva
sociedad que fundaréis…- El anciano sabía que tenía que aprovechar cada minuto,
así que continuó –Tarde o temprano, la plaga gris que azota la Tierra asimilará
las masas oceánicas y nuestro planeta natal será víctima de una total
hecatombe… Cuando eso ocurra, pasarán muchos milenios hasta que las yoctotermitas
se autodestruyan y la humanidad regrese. Mientras tanto, es preciso que salvéis
a las personas que aún viven allí… La primera tarea que os pido es que
trasladéis a esos hombres y mujeres hasta Ganímedes… Mis hijos han fabricado
miles de naves nodriza y están dispuestos a emprender tantos viajes como sean
necesarios…-.
Hizo una pausa, mientras 45901 le daba de
tomar un poco de agua contenida en un cuenco de cerámica.
-Dicho esto, comenzaré a relatar los
encargos que tengo para cada uno de vosotros…- Miró a la sacerdotisa con
compasión –Digna Pastora Judith, usted no es quien dice ser… No lo niegue… Con
mucho esfuerzo y sacrificio se ha infiltrado en una organización religiosa a
petición de su gobierno…- Larry no pareció sorprendido, pero Laura y Giovanni
volvieron atónitos la mirada hacia la mujer –Puede que usted no lo sepa, pero
Selena está al borde de una guerra civil a consecuencia del radicalismo
creciente de la religión. Lo he visto en mis viajes temporales y es la
posibilidad más segura… Su trabajo consistirá en aprovecharse de su situación
para concienciar a las personas, instruirlas en un dogma más humano…-.
-Mi verdadero nombre es Roxanne- Dijo la
mujer después de una larga reflexión –No sé cómo voy a lograr lo que has
pedido…-.
-Lo harás. Estoy seguro de ello porque
también lo he visto- Interrumpió el anciano, volviendo la mirada hacia quien
sería su segundo acólito –Larry O’Riley, lo que has hecho con el Digno Pastor
Ignatius II no está bien… Es el vivo reflejo de lo que no se debe hacer con la
sociedad… Lo que pretendo decir es que los gobiernos que desean controlar todo,
usando trampas y montajes para ello, pueden ocasionar desgracias muy terribles…
He visto líneas temporales en las que Selena cae bajo la opresión de un régimen
absolutista y totalitario… Tu tarea es involucrarte más con la sociedad y
llevar a la población hacia un régimen más igualitario… Un gobierno más justo-.
-Eso es una utopía- Contradijo Larry,
indeciso.
-No es cierto… La utopía sería dejar todo
como está… Dejando que la codicia de un gobierno corrupto destruya el bienestar
social… Roxanne y tú podréis hacer un buen equipo para evitar el descalabro de
Selena…-.
Alternó miradas entre Larry y Laura.
-Una cosa más, os imploro que os llevéis
bien como hermanos que sois…-.
-Tenemos diferencias ideológicas, pero eso
no quiere decir que nos odiemos- Dijo Larry.
Hiroshi sonrió.
-Laura y Giovanni, la misión que os
encargaré a vosotros no es tan trivial… Es más compleja de lo que parece…
Ganímedes necesita a un sucesor, más aún teniendo en cuenta que recibirá toda
la población que reside en las pocas ciudades submarinas de la Tierra… Vuestro
encargo será facilitar la adaptación de esas personas en la gran urbe que he
diseñado y construido… No os pido nada más, porque sé que será una tarea muy
ardua…-.
-Lo que nos revelas es muy difícil de
asimilar- Habló Laura.
-Lo sé… Pero también estoy convencido de
que sois los más indicados… El nuevo éxodo que os he encargado será uno más en
la sucesiva historia de la humanidad… Pero también es el más importante, porque
marca el inicio de una nueva era de colonización espacial…-.
-Hay algo que no entiendo- Dijo Giovanni
–Tenías el poder y el conocimiento para hacer esos viajes en el tiempo ¿Por qué
no has intervenido para evitar la plaga gris que condenó a la Tierra?
Simplemente podrías haber regresado al instante previo al inicio de tal
destrucción y erradicarla para siempre-.
-Cierto… Tengo el poder y el conocimiento
para ello, pero… ¿Acaso tendríamos esta conversación de haberlo hecho?-.
La pregunta dejó pensativo al capitán
navegante.
-He visto muchos eventos a lo largo de mi
vida y he hecho todo lo posible para concebir la semilla de un mejor bienestar
para la humanidad… Más no puedo hacer… Ahora, sólo depende de vosotros…
Necesito descansar…-.
Hiroshi Iwata, el Primero, exhaló un largo
suspiro antes de cerrar los ojos para siempre.
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